1 Samuel 26:13-25
1 Samuel 26:13-25 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
David cruzó al otro lado y se detuvo en la cumbre del monte, de modo que había una buena distancia entre ellos. Entonces llamó al ejército y a Abner, hijo de Ner: —¡Abner! ¿Me oyes? Abner respondió: —¿Quién está gritando al rey? David contestó: —¿No eres tú el valiente sin par en Israel? ¿Cómo es que no has protegido a tu señor el rey? Te cuento que uno del pueblo entró con la intención de matarlo. ¡Lo que has hecho no tiene nombre! Tan cierto como que el SEÑOR vive, ustedes morirán por no haber protegido a su rey, el ungido del SEÑOR. A ver, ¿dónde están la lanza del rey y el jarro de agua que estaban a su cabecera? Saúl, que reconoció la voz de David, dijo: —David, hijo mío, ¡pero si eres tú quien habla! —Soy yo, mi señor y rey —respondió David—. ¿Por qué persigue mi señor a este siervo suyo? ¿Qué le he hecho? ¿Qué delito he cometido? Majestad, señor mío, le ruego que escuche mis palabras. Si quien lo mueve a usted en mi contra es el SEÑOR, una ofrenda bastará para aplacarlo. Pero si son los hombres, ¡que el SEÑOR los maldiga! Hoy me expulsan de esta tierra, que es la herencia del SEÑOR, y me dicen: “¡Vete a servir a otros dioses!”. Ahora bien, no deje usted que mi sangre sea derramada lejos de la presencia del SEÑOR. ¿Por qué ha salido el rey de Israel en busca de una simple pulga? ¡Es como si estuviera cazando una perdiz en los montes! —¡He pecado! —exclamó Saúl—. Regresa, David, hijo mío. Ya no voy a hacerte daño. Tú has valorado hoy mi vida; yo, en cambio, he sido un necio y me he portado muy mal. David respondió: —Su Majestad, aquí está su lanza. Mande usted a uno de sus criados a recogerla. Que el SEÑOR pague a cada uno según su rectitud y lealtad, pues hoy él lo había puesto a usted en mis manos, pero yo ni siquiera me atreví a tocar al ungido del SEÑOR. Sin embargo, así como hoy valoré la vida de usted, quiera el SEÑOR valorar mi propia vida y librarme de toda angustia. —¡Bendito seas, David, hijo mío! —respondió Saúl—. Tú harás grandes cosas y en todo triunfarás. Luego David siguió su camino y Saúl regresó a su palacio.
1 Samuel 26:13-25 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Luego David se fue al otro lado del campamento, subió a la punta de un cerro lejano, y desde allí empezó a gritarle a Abner y al ejército: —¡Abner! ¿Por qué no respondes? —¿Quién eres tú para gritarle así al rey? —contestó Abner. Y David le dijo: —¿No es verdad que tú eres uno de los mejores soldados de Israel? Entonces, ¿cómo es posible que no hayas cuidado a tu señor el rey? Mira lo que tengo en la mano: ¡es la lanza del rey, y su jarra de agua! »Un hombre del pueblo estuvo a punto de matarlo, y tú no hiciste nada para evitarlo. ¡Muy mal hecho! Mereces la muerte por no haber protegido al rey elegido por Dios. Saúl reconoció la voz de David, y dijo: —David, ¿eres tú el que habla? Y David le contestó: —Sí, mi señor y rey; soy yo. ¿Por qué me persigue usted? ¿Qué mal he cometido? ¿De qué se me acusa? »Yo le suplico a mi señor y rey que me escuche. Si es Dios quien ha puesto a Su Majestad en mi contra, espero que él me perdone y acepte mi ofrenda; pero si es una cuestión de los hombres, que Dios los maldiga. Porque me están arrojando de esta tierra de Dios, y así me obligan a adorar a otros dioses. »Ya que Su Majestad me persigue a muerte, como si fuera yo una pulga, o una perdiz en el monte, yo le ruego que al menos no me mate lejos de la tierra de Dios. Entonces Saúl le contestó: —¡David, hijo mío! Me he portado muy mal contigo. Pero vuelve, que no te haré ningún mal. Me he portado como un tonto. He cometido un grave error. En cambio tú hoy me has perdonado la vida. David le respondió: —A cada uno de nosotros Dios lo premiará de acuerdo con su justicia y su verdad. Hoy Dios me dio la oportunidad de matar a Su Majestad, pero no quise hacerlo porque él lo eligió a usted como rey. ¡Aquí está la lanza de Su Majestad! Envíe a uno de sus soldados a recogerla. Yo espero que, así como respeté hoy la vida de Su Majestad, también Dios respete la mía y me libre de todo peligro. Saúl le dijo: —David, hijo mío, ¡bendito seas! Yo sé que te irá bien en todo lo que hagas.
1 Samuel 26:13-25 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Entonces David se fue al lado opuesto del monte, y se detuvo a cierta distancia, sobre la cumbre del monte, y desde allí gritó muy fuerte, de modo que todo el ejército y Abner, su general, lo oyeran. Y dijo: «¡Abner, respóndeme!» Y Abner le respondió: «¿Quién te crees que eres, para gritarle al rey?» Y David le contestó: «¿No es verdad que eres todo un hombre, y que no hay otro como tú en todo Israel? Entonces, ¿por qué no has protegido la vida de tu rey? Un simple hombre ha entrado al campamento, y pudo haber matado a tu señor, el rey. Este descuido de tu parte no está nada bien. Juro por el Señor que mereces la muerte, pues no has sabido proteger al rey, que es el ungido del Señor. Compruébalo por ti mismo. ¿Dónde están la lanza del rey, y la vasija con agua, que estaban en su cabecera?» Saúl reconoció la voz de David, y dijo: «¡Pero si esa es tu voz, David, hijo mío!» Y David respondió: «Sí, señor y rey mío; esta es mi voz.» Y enseguida le preguntó: «¿Por qué persigue mi señor a este siervo suyo? ¿Qué es lo que he hecho? ¿Qué mal he cometido? Le ruego a mi señor que se digne escuchar mis palabras. Si el Señor lo ha puesto en mi contra, seguramente aceptará una ofrenda de mi parte; pero si es algo provocado por alguien, que el Señor mismo maldiga a quienes me han obligado a vivir fuera de la tierra que el Señor nos ha dado, y me hacen servir a dioses ajenos. Si voy a morir, que mi sangre no caiga lejos de la presencia del Señor. Su Majestad, el rey de Israel, anda en busca de una pulga, como quien persigue una perdiz por el monte.» Entonces Saúl le dijo: «David, hijo mío: reconozco que he pecado. Regresa conmigo. Nunca más te haré daño, puesto que has tenido mi vida en alta estima. Por el contrario, yo he actuado como un necio; ¡he cometido un gran error!» David le respondió: «Aquí está la lanza de Su Majestad. Que venga a recogerla alguno de sus sirvientes, y que el Señor recompense a cada uno de nosotros según su justicia y lealtad. Hoy el Señor puso tu vida en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor. Que así como tu vida ha sido muy valiosa para mí, también la mía lo sea para el Señor, y que él me libre de todas mis aflicciones.» Y Saúl le respondió: «¡Que el Señor te bendiga, hijo mío! No tengo la menor duda de que tú harás grandes cosas, y que tendrás mucho éxito.» Después de esto, David se fue por su camino y Saúl regresó a su tierra.
1 Samuel 26:13-25 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Después David pasó al otro lado del valle y se puso sobre la cumbre de un monte, a cierta distancia. Entre ellos quedaba un gran espacio. Entonces David llamó en alta voz a Abner y al ejército: —¡Abner, contéstame! Abner respondió: —¿Quién eres tú para gritarle al rey? David le dijo: —¿No eres tú ese hombre a quien nadie en Israel se le puede comparar? ¿Cómo es que no has protegido a tu señor el rey? Uno del pueblo ha entrado con intenciones de matarlo. No está bien lo que has hecho. Yo les juro por el Señor que ustedes merecen la muerte, pues no han protegido a su señor, el rey que el Señor ha escogido. ¡Busca la lanza del rey y la jarra del agua que estaban a su cabecera, a ver si las encuentras! Cuando Saúl reconoció la voz de David, exclamó: —¡Pero si eres tú, David, hijo mío, quien me habla! Y David contestó: —Sí, Majestad, soy yo. Pero, ¿por qué persigue Su Majestad a este servidor suyo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal he cometido? Yo le ruego a Su Majestad que escuche a este siervo suyo: si es el Señor quien ha puesto a Su Majestad en contra mía, ojalá acepte una ofrenda; pero si es cosa de los hombres, que el Señor los maldiga. Porque me han arrojado ahora de esta tierra, que es del Señor, con lo cual me empujan a servir a otros dioses. Yo no quisiera que mi sangre fuera derramada lejos de la presencia del Señor, ¡pero Su Majestad ha salido en busca de una pulga, y me persigue por los montes como a una perdiz! Entonces Saúl dijo: —¡David, hijo mío, reconozco que he pecado! ¡Me he portado como un necio, y he cometido un gran error! Pero regresa, que no volveré a buscar tu mal, ya que en este mismo día has mostrado respeto por mi vida. David le contestó: —Aquí está la lanza de Su Majestad. Que venga uno de los criados a recogerla, y que el Señor recompense a cada cual según su lealtad y sinceridad. Aunque el Señor puso hoy a Su Majestad en mis manos, no quise alzar mi mano contra el rey que él ha escogido. Y así como hoy he respetado la vida de Su Majestad, así quiera el Señor respetar la mía y me libre de toda angustia. Saúl exclamó entonces: —¡Bendito seas, David, hijo mío! ¡Tú emprenderás grandes cosas, y tendrás éxito en todo! Después de esto, Saúl regresó a su casa, y David siguió su camino.
1 Samuel 26:13-25 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Entonces pasó David al lado opuesto, y se puso en la cumbre del monte a lo lejos, habiendo gran distancia entre ellos. Y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú que gritas al rey? Y dijo David a Abner: ¿No eres tú un hombre? ¿y quién hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu señor el rey. Esto que has hecho no está bien. Vive Jehová, que sois dignos de muerte, porque no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová. Mira pues, ahora, dónde está la lanza del rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera. Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío. Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi mano? Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte él la ofrenda; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos. No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante de Jehová, porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes. Entonces dijo Saúl: He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera. Y David respondió y dijo: He aquí la lanza del rey; pase acá uno de los criados y tómela. Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad; pues Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano contra el ungido de Jehová. Y he aquí, como tu vida ha sido estimada preciosa hoy a mis ojos, así sea mi vida a los ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción. Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda emprenderás tú cosas grandes, y prevalecerás. Entonces David se fue por su camino, y Saúl se volvió a su lugar.
1 Samuel 26:13-25 La Biblia de las Américas (LBLA)
David pasó al otro lado y se colocó en la cima del monte a cierta distancia, con un gran espacio entre ellos. Y David dio voces al pueblo y a Abner, hijo de Ner, diciendo: ¿No responderás, Abner? Entonces respondió Abner y dijo: ¿Quién eres tú que llamas al rey? Y David dijo a Abner: ¿No eres tú un hombre? ¿Quién es como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has protegido a tu señor el rey? Porque uno del pueblo vino para matar a tu señor el rey. Esto que has hecho no es bueno. Vive el SEÑOR, todos vosotros ciertamente deberíais morir, porque no protegisteis a vuestro señor, el ungido del SEÑOR. Y ahora, mira dónde está la lanza del rey y la vasija de agua que estaba a su cabecera. Entonces Saúl reconoció la voz de David y dijo: ¿Es esta tu voz, David, hijo mío? Y David respondió: Mi voz es, mi señor el rey. También dijo: ¿Por qué persigue mi señor a su siervo? ¿Pues qué he hecho? ¿Qué maldad hay en mi mano? Ahora pues, ruego a mi señor el rey que escuche las palabras de su siervo. Si el SEÑOR te ha incitado contra mí, que Él acepte una ofrenda, pero si son hombres, malditos sean delante del SEÑOR, porque me han expulsado hoy para que yo no tenga parte en la heredad del SEÑOR, diciendo: «Ve, sirve a otros dioses». Ahora pues, no caiga mi sangre a tierra, lejos de la presencia del SEÑOR; porque el rey de Israel ha salido en busca de una pulga, como quien va a la caza de una perdiz en los montes. Y Saúl dijo: He pecado. Vuelve, David, hijo mío, porque no volveré a hacerte daño pues mi vida fue muy estimada en tus ojos hoy. He aquí, he actuado neciamente y he cometido un grave error. Respondió David, y dijo: He aquí la lanza del rey. Que pase acá uno de los jóvenes y la recoja. El SEÑOR pagará a cada uno según su justicia y su fidelidad; pues el SEÑOR te entregó hoy en mi mano, pero yo no quise extender mi mano contra el ungido del SEÑOR. He aquí, como tu vida fue preciosa ante mis ojos hoy, así sea preciosa mi vida ante los ojos del SEÑOR, y que Él me libre de toda aflicción. Y Saúl dijo a David: Bendito seas, David, hijo mío; ciertamente harás grandes cosas y prevalecerás. David siguió por su camino y Saúl se volvió a su lugar.
1 Samuel 26:13-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)
David subió la colina del lado opuesto del campamento hasta que estuvo a una distancia segura. Luego les gritó a los soldados y a Abner hijo de Ner: —¡Despiértate, Abner! —¿Quién es? —preguntó Abner. —Bueno, Abner, eres un gran hombre, ¿verdad? —se burló David—. En todo Israel, ¿dónde hay uno que sea tan poderoso como tú? Entonces, ¿por qué no protegiste a tu amo, el rey, cuando alguien entró a matarlo? ¡Eso no está nada bien! Juro por el SEÑOR que tú y tus hombres merecen morir, ¡porque no protegiste a tu amo, el ungido del SEÑOR! ¡Mira a tu alrededor! ¿Dónde están la lanza del rey y la jarra de agua que estaban junto a su cabeza? Saúl reconoció la voz de David y gritó: —¿Eres tú, David, hijo mío? Y David contestó: —Sí, mi señor el rey. ¿Por qué me persigue? ¿Qué hice? ¿Qué delito cometí? Pero ahora que mi señor el rey escuche a su siervo. Si el SEÑOR lo ha incitado en mi contra, entonces que él acepte mi ofrenda. Pero si esto es solo un plan humano, entonces que los que estén involucrados sean malditos por el SEÑOR. Pues me han expulsado de mi hogar, y ya no puedo vivir entre el pueblo del SEÑOR y han dicho: “Ve, rinde culto a dioses paganos”. ¿Debo morir en tierra extranjera, lejos de la presencia del SEÑOR? ¿Por qué el rey de Israel ha salido a buscar a una sola pulga? ¿Por qué me persigue como a una perdiz en las montañas? Entonces Saúl confesó: —He pecado. Hijo mío, vuelve a casa, y ya no trataré de hacerte daño, porque hoy has valorado mi vida. He sido un tonto, y he estado muy, pero muy equivocado. —Aquí está su lanza, oh rey —dijo David—. Permita que uno de sus jóvenes venga por ella. El SEÑOR da su propia recompensa por hacer el bien y por ser leal, y yo rehusé matarlo, aun cuando el SEÑOR lo puso en mi poder, porque usted es el ungido del SEÑOR. Ahora que el SEÑOR valore mi vida, así como hoy yo he valorado la suya. Que él me rescate de todas mis dificultades. Y Saúl le dijo a David: —Bendiciones sobre tu vida, David, hijo mío. Harás muchas acciones heroicas y seguramente te irá bien en todo lo que hagas. Luego David se fue, y Saúl regresó a su casa.