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1 Reyes 21:4-24

1 Reyes 21:4-24 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Acab se fue a su casa deprimido y malhumorado porque Nabot, el jezrelita, le había dicho: «No puedo cederle a usted lo que heredé de mis antepasados». De modo que se acostó de cara a la pared y no quiso comer. Su esposa Jezabel entró y le preguntó: —¿Por qué estás tan angustiado que ni comer quieres? —Porque le dije a Nabot, el jezrelita, que me vendiera su viñedo o que, si lo prefería, se lo cambiaría por otro; pero él se negó. Ante esto, su esposa Jezabel le dijo: —¿Y no eres tú quien manda en Israel? ¡Levántate y come, que te hará bien! Yo te conseguiré el viñedo del tal Nabot. De inmediato escribió cartas en nombre de Acab, puso en ellas el sello del rey, y las envió a los jefes y nobles que vivían en la ciudad de Nabot. En las cartas decía: «Decreten un día de ayuno y den a Nabot un lugar prominente en la asamblea del pueblo. Pongan frente a él a dos hombres perversos y háganlos testificar que él ha maldecido tanto a Dios como al rey. Luego sáquenlo y mátenlo a pedradas». Los jefes y nobles que vivían en esa ciudad acataron lo que Jezabel había ordenado en sus cartas. Decretaron un día de ayuno y le dieron a Nabot un lugar prominente en la asamblea. Llegaron los dos hombres perversos, se sentaron frente a él y lo acusaron ante el pueblo, diciendo: «¡Nabot ha maldecido a Dios y al rey!». Como resultado, la gente lo llevó fuera de la ciudad y lo mató a pedradas. Entonces le informaron a Jezabel: «Nabot ha sido apedreado y está muerto». Tan pronto como Jezabel se enteró de que Nabot había muerto a pedradas, dijo a Acab: «¡Vamos! Toma posesión del viñedo que Nabot, el jezrelita, se negó a venderte. Ya no vive; está muerto». Cuando Acab se enteró de que Nabot había muerto, fue a tomar posesión del viñedo. Entonces la palabra del SEÑOR vino a Elías el tisbita y le dio este mensaje: «Ve a encontrarte con Acab, rey de Israel, que gobierna en Samaria. En este momento se encuentra en el viñedo de Nabot, tomando posesión de este. Dile que así dice el SEÑOR: “¿No has asesinado a un hombre y encima te has adueñado de su propiedad?”. Luego dile que así también dice el SEÑOR: “¡En el mismo lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, lamerán también tu propia sangre!”». Acab respondió a Elías: —¡Mi enemigo! ¿Así que me has encontrado? —Sí —contestó Elías—, te he encontrado porque te has vendido para hacer lo que ofende al SEÑOR. Y él ahora te dice: “Voy a enviarte una desgracia. Acabaré contigo y entre tus descendientes en Israel exterminaré hasta el último varón, esclavo o libre. Haré con tu familia lo mismo que hice con la de Jeroboán, hijo de Nabat, y con la de Basá, hijo de Ahías, porque has provocado mi ira y has hecho que Israel peque”. »Y en cuanto a Jezabel, el SEÑOR dice: “Los perros se la comerán junto al muro de Jezrel”. »También a los familiares de Acab que mueran en la ciudad se los comerán los perros y a los que mueran en el campo se los comerán las aves del cielo».

1 Reyes 21:4-24 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Entonces Ahab se fue a su palacio enojado y triste. Después se acostó en su cama mirando hacia la pared y no quiso comer. Su esposa Jezabel fue a verlo y le preguntó: —¿Por qué estás tan triste y no quieres comer? Ahab le respondió: —Porque le pedí a Nabot que me vendiera su plantación de uvas. Le dije que se la iba a pagar o que si prefería le daría un lugar mejor. Pero él me respondió que no me la dará. Su esposa Jezabel le dijo: —¿Acaso no eres tú el que manda en Israel? Levántate, come y alégrate. Yo te voy a conseguir la plantación de Nabot. Así que Jezabel escribió cartas de parte de Ahab y les puso el sello del rey. Después se las envió a los líderes del pueblo y a los jefes que vivían en la misma ciudad que Nabot. En las cartas les decía: «Ordénenle al pueblo que se ponga a ayunar. Luego llamen a reunión, y hagan sentar a Nabot delante de todos. También hagan sentar delante de él a dos testigos falsos que mientan diciendo que Nabot maldijo a Dios y al rey. Entonces saquen afuera a Nabot y mátenlo a pedradas». Los líderes y los jefes hicieron lo que Jezabel les dijo. Cuando ya estaban todos reunidos, los dos testigos falsos hablaron en contra de Nabot ante todo el pueblo. Entonces lo sacaron de la ciudad y lo mataron a pedradas. Luego le mandaron a decir a Jezabel: «Nabot está muerto». Enseguida Jezabel llamó a Ahab y le dijo: —Ve y toma el viñedo de Nabot, el que no te quiso vender, porque Nabot ya está muerto. Tan pronto como Ahab escuchó que Nabot había muerto, se levantó y fue al viñedo para adueñarse de él. Entonces Dios le dijo al profeta Elías: «Ve a Samaria y busca a Ahab, el rey de Israel. Él fue a adueñarse del viñedo de Nabot. Debes decirle que va a morir, pues mató a Nabot y se adueñó de su viñedo. Los perros van a lamer su sangre en el mismo lugar en que lamieron la de Nabot». Cuando Elías encontró a Ahab, este le dijo a Elías: —¡Vaya, mi enemigo Elías anda por aquí! Elías le contestó: —Sí, así es. Siempre haces lo que a Dios no le agrada, y por eso él ahora te enviará una desgracia. Destruirá a tu familia; todos tus descendientes en Israel morirán. Dios hará con tu familia lo mismo que hizo con la de Jeroboam hijo de Nabat, y con la de Baasá hijo de Ahías. Porque hiciste pecar a Israel, y eso ha enojado a Dios. Los perros se comerán a Jezabel en los campos de Jezreel. Cualquier familiar tuyo que muera en la ciudad será comido por los perros, y los buitres se comerán a los que mueran en el campo.

1 Reyes 21:4-24 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Ajab regresó a su palacio triste y decepcionado porque Nabot le dijo que no podía vender la herencia de sus padres. Y se fue a la cama sin comer y sin querer ver a nadie. Entonces Jezabel, su mujer, entró en su alcoba y, al verlo triste, le preguntó: «¿Por qué estás tan desanimado? ¿Por qué no comes?» Y Ajab le respondió: «Fui a ver a Nabot de Jezrel, y le pedí que me diera su viña a cambio de otra mejor; o que, si quería dinero, yo se lo pagaría. ¡Pero me dijo que no me daría su viña!» Entonces Jezabel le preguntó: «¿Y acaso no eres tú el rey de Israel? ¡Vamos, come y emborráchate! Yo me comprometo a darte la viña de Nabot.» Enseguida, Jezabel escribió cartas a nombre de Ajab, las selló con su anillo, y las envió a los ancianos y a los jefes que vivían en la ciudad de Nabot. Las cartas decían: «Que se proclame ayuno, y que Nabot comparezca ante el pueblo. Que sean presentados como testigos dos sinvergüenzas, que acusen a Nabot de haber blasfemado contra el Señor y contra el rey. Que sea arrojado a la calle y apedreado hasta que muera.» Y los ancianos, los jefes y el pueblo que allí vivía cumplieron las órdenes de Jezabel, tal y como las había puesto por escrito. El ayuno se promulgó, y se hizo comparecer a Nabot ante el pueblo. Luego llegaron los dos sinvergüenzas y, sentándose frente a Nabot, dijeron: «Nabot ha blasfemado contra el Señor y contra el rey.» Dicho esto, lo llevaron fuera de la ciudad, y allí lo apedrearon hasta matarlo. Luego enviaron un mensajero a Jezabel, para que le informara que Nabot había sido apedreado y estaba muerto. Y en cuanto Jezabel lo supo, fue a decirle a Ajab: «Ve a tomar posesión de la viña que Nabot de Jezrel no te quiso vender. Nabot acaba de morir.» Al enterarse Ajab que Nabot de Jezrel había muerto, fue a la viña y tomó posesión de ella. Pero la palabra del Señor vino a Elías el tisbita, y le dijo: «Ve ahora mismo a Samaria, y busca al rey Ajab. Está en la viña de Nabot, pues ha ido a tomar posesión de ella. Y vas a decirle lo siguiente: “Así ha dicho el Señor: ‘¿No es verdad que asesinaste a Nabot para quitarle lo que era suyo?’ Pues así ha dicho el Señor: ‘En el mismo lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, lamerán también tu propia sangre.’”» Pero Ajab le replicó a Elías: «¡Al fin me has encontrado, enemigo mío!» Y Elías respondió: «Te he encontrado porque te has hecho esclavo de la maldad, en la presencia misma del Señor. Pero el Señor te dice: “Voy a castigarte. Voy a barrer hasta el último varón de tu palacio, sea libre o esclavo, como si fueran polvo. Lo mismo que hice con la familia de Jeroboán hijo de Nabat, y con Basá hijo de Ajías, lo voy a hacer con tus descendientes, porque te has rebelado contra mí y has hecho pecar a mi pueblo, para provocar mi enojo. En cuanto a Jezabel, tu mujer, yo, el Señor, declaro que los perros se la comerán en la muralla de Jezrel. A cualquier descendiente tuyo que muera en la ciudad, se lo comerán los perros; y al que muera en el campo, se lo comerán las aves de rapiña.”»

1 Reyes 21:4-24 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Ahab se fue a su casa triste y malhumorado a causa de la respuesta de Nabot, pues le había dicho que no le daría lo que había heredado de sus padres. Llegó y se acostó de cara a la pared, y no quiso comer. Entonces Jezabel, su mujer, se acercó a él y le dijo: —¿Por qué estás tan triste, y no quieres comer? Ahab contestó: —Hablé con Nabot, el de Jezreel, y le pedí que me vendiera su viñedo; o, si él lo prefería, le daría otro viñedo a cambio. Pero él no me lo quiere ceder. Entonces Jezabel, su esposa, le respondió: —¡Pero tú eres quien manda en Israel! Anda, come y tranquilízate. ¡Yo voy a conseguirte el viñedo de Nabot! En seguida escribió ella cartas en nombre de Ahab, y les puso el sello real; luego las envió a los ancianos y jefes que vivían en el mismo pueblo de Nabot. En las cartas les decía: «Anuncien ayuno y sienten a Nabot delante del pueblo. Luego sienten a dos testigos falsos delante de él y háganlos declarar en contra suya, afirmando que ha maldecido a Dios y al rey. Después, sáquenlo y mátenlo a pedradas.» Los hombres del pueblo de Nabot, junto con los ancianos y los jefes, hicieron lo que Jezabel les ordenó en las cartas que les había enviado: Anunciaron ayuno y sentaron a Nabot delante del pueblo. Luego llegaron dos testigos falsos y declararon contra Nabot delante de todo el pueblo, afirmando que Nabot había maldecido a Dios y al rey. Entonces lo sacaron de la ciudad y lo mataron a pedradas. Luego mandaron a decir a Jezabel que Nabot había sido apedreado y había muerto. En cuanto Jezabel lo supo, le dijo a Ahab: —Ve y toma posesión del viñedo de Nabot, el de Jezreel, que no te lo quería vender. Nabot ya no vive; ahora está muerto. Al enterarse Ahab de que Nabot había muerto, fue y se apoderó de su viñedo. Entonces el Señor se dirigió a Elías, el de Tisbé, y le dijo: «Ve en seguida a ver a Ahab, rey de Israel, que vive en Samaria. En este momento se encuentra en el viñedo de Nabot, del cual ha ido a tomar posesión. Le dirás: “Así dice el Señor: Puesto que mataste a Nabot y le quitaste lo que era suyo, en el mismo lugar donde los perros lamieron su sangre, lamerán también la tuya.”» Ahab le respondió a Elías: —¿Así que tú, mi enemigo, me encontraste? —Sí, te encontré —contestó Elías—. Porque no cometes más que malas acciones a los ojos del Señor. Por lo tanto, el Señor ha dicho: “Voy a traer sobre ti la desgracia, y voy a acabar con toda tu descendencia; destruiré a todos los varones descendientes tuyos que haya en Israel. Además, haré con tu familia lo mismo que hice con la de Jeroboam, hijo de Nabat, y con la de Baasá, hijo de Ahías, por haber provocado mi enojo al hacer pecar a Israel.” En cuanto a Jezabel, el Señor ha dicho: “Los perros se comerán a Jezabel en los campos de Jezreel.” Y al familiar tuyo que muera en la ciudad, se lo comerán los perros; y al que muera en el campo, se lo comerán las aves de rapiña.

1 Reyes 21:4-24 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Y vino Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió. Vino a él su mujer Jezabel, y le dijo: ¿Por qué está tan decaído tu espíritu, y no comes? Él respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que si más quería, le daría otra viña por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña. Y su mujer Jezabel le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel. Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los ancianos y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot. Y las cartas que escribió decían así: Proclamad ayuno, y poned a Nabot delante del pueblo; y poned a dos hombres perversos delante de él, que atestigüen contra él y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y entonces sacadlo, y apedreadlo para que muera. Y los de su ciudad, los ancianos y los principales que moraban en su ciudad, hicieron como Jezabel les mandó, conforme a lo escrito en las cartas que ella les había enviado. Y promulgaron ayuno, y pusieron a Nabot delante del pueblo. Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió. Después enviaron a decir a Jezabel: Nabot ha sido apedreado y ha muerto. Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: Levántate y toma la viña de Nabot de Jezreel, que no te la quiso dar por dinero; porque Nabot no vive, sino que ha muerto. Y oyendo Acab que Nabot era muerto, se levantó para descender a la viña de Nabot de Jezreel, para tomar posesión de ella. Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella. Y le hablarás diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿No mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así ha dicho Jehová: En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre. Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová. He aquí yo traigo mal sobre ti, y barreré tu posteridad y destruiré hasta el último varón de la casa de Acab, tanto el siervo como el libre en Israel. Y pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la rebelión con que me provocaste a ira, y con que has hecho pecar a Israel. De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel. El que de Acab fuere muerto en la ciudad, los perros lo comerán, y el que fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.

1 Reyes 21:4-24 La Biblia de las Américas (LBLA)

Acab entonces se fue a su casa disgustado y molesto a causa de la palabra que Nabot de Jezreel le había dicho; pues dijo: No te daré la herencia de mis padres. Y se acostó en su cama, volvió su rostro y no comió. Pero Jezabel su mujer se acercó a él, y le dijo: ¿Por qué está tu espíritu tan decaído que no comes? Entonces él le respondió: Porque le hablé a Nabot de Jezreel, y le dije: «Dame tu viña por dinero; o, si prefieres, te daré una viña en su lugar». Pero él dijo: «No te daré mi viña». Su mujer Jezabel le dijo: ¿No reinas ahora sobre Israel? Levántate, come, y alégrese tu corazón. Yo te daré la viña de Nabot de Jezreel. Y ella escribió cartas en nombre de Acab, las selló con su sello y envió las cartas a los ancianos y a los nobles que vivían en la ciudad con Nabot. Y escribió en las cartas, diciendo: Proclamad ayuno y sentad a Nabot a la cabeza del pueblo. Sentad a dos hombres malvados delante de él que testifiquen contra él, diciendo: «Tú has blasfemado a Dios y al rey». Entonces sacadlo y apedreadlo para que muera. Los hombres de su ciudad, los ancianos y los nobles que vivían en su ciudad, hicieron como Jezabel les había mandado, tal como estaba escrito en las cartas que ella les había enviado. Proclamaron ayuno y sentaron a Nabot a la cabeza del pueblo. Entonces entraron los dos hombres malvados y se sentaron delante de él; y los dos hombres malvados testificaron contra él, es decir, contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad, lo apedrearon y murió. Después enviaron un mensaje a Jezabel, diciendo: Nabot ha sido apedreado y ha muerto. Y cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y había muerto, Jezabel dijo a Acab: Levántate, toma posesión de la viña de Nabot de Jezreel, la cual él se negó a dártela por dinero, porque Nabot no está vivo, sino muerto. Y sucedió que cuando Acab oyó que Nabot había muerto, se levantó para descender a la viña de Nabot de Jezreel, para tomar posesión de ella. Entonces vino la palabra del SEÑOR a Elías tisbita, diciendo: Levántate, desciende al encuentro de Acab, rey de Israel, que está en Samaria; he aquí, él está en la viña de Nabot, adonde ha descendido a tomar posesión de ella. Le hablarás, diciendo: «Así dice el SEÑOR: “¿Has asesinado, y además has tomado posesión de la viña?” ». También le hablarás, diciendo: «Así dice el SEÑOR: “En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre, tu misma sangre” ». Y Acab dijo a Elías: ¿Me has encontrado, enemigo mío? Y él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido para hacer el mal ante los ojos del SEÑOR. He aquí, traeré mal sobre ti, te barreré completamente y cortaré de Acab todo varón, tanto siervo como libre en Israel; haré tu casa como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasa, hijo de Ahías, por la provocación con la que me has provocado a ira y porque has hecho pecar a Israel. También de Jezabel ha hablado el SEÑOR, diciendo: «Los perros comerán a Jezabel en la parcela de Jezreel». Cualquiera de Acab que muera en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo.

1 Reyes 21:4-24 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Entonces Acab regresó a su casa enojado y de mal humor por la respuesta de Nabot, y se acostó de cara a la pared y no quiso comer. —¿Qué te pasa? —le preguntó su esposa Jezabel—. ¿Por qué estás tan disgustado que no quieres comer nada? —Le pedí a Nabot que me vendiera su viñedo, incluso le ofrecí canjeárselo por otro mejor, ¡pero no quiso! —le contestó Acab. —¿Acaso no eres tú el rey de Israel? —preguntó Jezabel—. Levántate y come algo, no te preocupes por eso. ¡Yo te conseguiré el viñedo de Nabot! Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y a los demás líderes de la ciudad donde vivía Nabot. En esas cartas daba la siguiente orden: «Convoquen a todos los ciudadanos a que se reúnan para tener un tiempo de ayuno y denle a Nabot un lugar de honor. Luego, sienten a dos sinvergüenzas frente a él que lo acusen de maldecir a Dios y al rey. Después sáquenlo y mátenlo a pedradas». Así que los ancianos y los demás líderes de la ciudad siguieron las instrucciones que Jezabel había escrito en las cartas. Proclamaron ayuno y pusieron a Nabot en un lugar prominente ante la gente. Luego llegaron los dos sinvergüenzas y se sentaron frente a él. Entonces acusaron a Nabot ante todos los presentes diciendo: «Este hombre maldijo a Dios y al rey». Entonces arrastraron a Nabot hasta sacarlo de la ciudad y lo mataron a pedradas. Después los líderes de la ciudad mandaron a decirle a Jezabel: «Nabot fue apedreado hasta morir». En cuanto Jezabel oyó la noticia, le dijo a Acab: «¿Recuerdas el viñedo que Nabot no quería venderte? Bueno, pues, ¡ahora es tuyo! ¡Nabot está muerto!». Entonces Acab bajó de inmediato al viñedo de Nabot para tomarlo en posesión. Pero el SEÑOR dijo a Elías: «Ve a encontrarte con el rey Acab de Israel, que gobierna en Samaria. Estará en Jezreel, en el viñedo de Nabot, adueñándose de él. Dale el siguiente mensaje: “Esto dice el SEÑOR: ‘¿No te bastó con matar a Nabot? ¿También tienes que robarle? Por lo que has hecho, ¡los perros lamerán tu sangre en el mismo lugar donde lamieron la sangre de Nabot!’”». —Así que, enemigo mío, ¡me has encontrado! —le dijo Acab a Elías. —Sí —contestó Elías—, te encontré porque te has vendido para hacer lo malo a los ojos del SEÑOR. Por eso ahora el SEÑOR dice: “Traeré calamidad sobre ti y te consumiré. ¡Destruiré a cada uno de tus descendientes varones, tanto esclavos como libres, en todo Israel! Voy a destruir a tu familia como lo hice con la familia de Jeroboam, hijo de Nabat, y con la familia de Baasa, hijo de Ahías, ¡porque me hiciste enojar mucho e hiciste pecar a Israel!”. »En cuanto a Jezabel, el SEÑOR dice: “Los perros se comerán el cuerpo de Jezabel en la parcela de Jezreel”. »A los miembros de la familia de Acab que mueran en la ciudad, se los comerán los perros, y a los que mueran en el campo se los comerán los buitres.