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1 Reyes 2:28-37

1 Reyes 2:28-37 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Joab había conspirado con Adonías, aunque no con Absalón, así que al oír que Adonías había muerto, fue a refugiarse en la Tienda del SEÑOR, agarrándose de los cuernos del altar. Cuando dijeron a Salomón que Joab había huido a la Tienda del SEÑOR y que estaba junto al altar, el rey ordenó a Benaías, hijo de Joyadá, que fuera a matarlo. Benaías fue a la Tienda del SEÑOR y dijo a Joab: —El rey te ordena que salgas. —¡No! —respondió Joab—. ¡De aquí solo me sacarán muerto! Benaías fue y contó al rey lo que había dicho Joab. —¡Pues dale gusto! —ordenó el rey—. ¡Mátalo y entiérralo! De ese modo me absolverás a mí y a mi familia de la sangre inocente que derramó Joab. El SEÑOR hará recaer sobre su cabeza la sangre que derramó, porque a espaldas de mi padre atacó Joab a Abner, hijo de Ner, que era comandante del ejército de Israel, y a Amasá, hijo de Jéter, que era comandante del ejército de Judá. Así mató a filo de espada a dos hombres que eran mejores y más justos que él. ¡Que la culpa de esas muertes recaiga para siempre sobre la cabeza de Joab y de sus descendientes! ¡Pero que la paz del SEÑOR permanezca para siempre con David y sus descendientes, con su linaje y su trono! Benaías, hijo de Joyadá, fue y mató a Joab e hizo que lo sepultaran en su hacienda de la estepa. Entonces el rey puso a Benaías, hijo de Joyadá, sobre el ejército en lugar de Joab y al sacerdote Sadoc lo puso en lugar de Abiatar. Luego mandó llamar a Simí y le dijo: —Constrúyete una casa en Jerusalén y quédate allí. No salgas a ninguna parte, porque el día que salgas y cruces el arroyo de Cedrón podrás darte por muerto. Y la culpa será tuya.

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1 Reyes 2:28-37 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

El general Joab estaba de parte de Adonías, aunque no había apoyado a Absalón. Cuando Joab se enteró de lo que dijo Salomón, huyó al santuario de Dios y se agarró de los cuernos del altar en busca de protección. Le informaron al rey Salomón que Joab había escapado al santuario de Dios, y se había refugiado en el altar. Entonces Salomón le dijo a Benaías: «Ve y mata a Joab». Benaías fue al santuario de Dios y le dijo a Joab: —El rey ordena que salgas. Pero Joab contestó: —Si voy a morir, que sea aquí mismo. Entonces Benaías fue a contarle al rey lo que había dicho Joab. El rey le contestó: —Haz como él dijo. Mátalo y entiérralo. De esa manera ya no seremos culpables por los asesinatos que Joab cometió contra gente inocente. »Dios hará que Joab sea el culpable de su propia muerte. Porque él atacó y mató a dos hombres más justos y mejores que él, sin que lo supiera mi padre David. Mató a Abner hijo de Ner, que era jefe del ejército israelita, y a Amasá hijo de Jéter, que era jefe del ejército de Judá. Joab y su familia serán culpables de la muerte de ellos para siempre. Pero David y sus descendientes, y todo Israel, disfrutarán siempre de la paz que Dios da. Entonces Benaías fue y mató a Joab. Luego fueron a la casa de Joab, en el desierto, y allí lo enterraron. Después el rey nombró a Benaías como general del ejército, en lugar de Joab, y al sacerdote Sadoc, en lugar de Abiatar. Luego Salomón mandó llamar a Simí y le dijo: —Construye una casa para ti en Jerusalén, y vive allí. No salgas a ningún lado. Porque si sales y cruzas el arroyo Cedrón, ten la seguridad de que vas a morir, y yo no respondo por tu muerte.

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1 Reyes 2:28-37 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Esta noticia llegó a oídos de Joab, que también había apoyado a Adonías, aunque no se había unido a Absalón. En cuanto lo supo, huyó al tabernáculo del Señor y se aferró a los cuernos del altar. Cuando Salomón supo que Joab estaba en el tabernáculo del Señor, junto al altar, ordenó a Benaías hijo de Joyadá que fuera y le diera muerte. Entonces Benaías fue al tabernáculo del Señor y le dijo a Joab: «El rey te ordena que salgas.» Pero Joab respondió: «De ninguna manera. Prefiero morir aquí.» Benaías regresó a palacio y le contó al rey lo que había dicho Joab. Entonces el rey dijo: «Pues cumple sus deseos. Mátalo y entiérralo, y borra así la sangre que Joab derramó injustamente, y que nos manchó a mi padre y a mí. El Señor le hará pagar con su propia sangre, porque asesinó a dos hombres más justos y honrados que él. Los mató a filo de espada, y sin que mi padre David lo supiera. Mató a Abner hijo de Ner, que era general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jéter, que era general del ejército de Judá. La sangre de estos dos hombres recaerá sobre Joab y sobre todos sus descendientes; en cambio, sobre David y sus descendientes, y sobre su dinastía y su trono, el Señor derramará paz para siempre.» Entonces Benaías hijo de Joyadá fue y atacó a Joab, y lo mató; y luego lo sepultaron en su casa en el desierto. Su lugar como capitán del ejército lo asumió Benaías por orden del rey, y Sadoc ocupó el lugar de Abiatar como sacerdote. Después, el rey mandó llamar a Simey, y le dijo: «Construye una casa en Jerusalén, para que vivas allí; pero no se te ocurra salir. Quiero que sepas que, si me entero que sales y cruzas el torrente de Cedrón, ese día morirás, y tú serás el único responsable de tu muerte.»

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1 Reyes 2:28-37 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Joab se había puesto de parte de Adonías, pero no de parte de Absalón; así que cuando le llegó esta noticia a Joab, huyó al santuario del Señor y se refugió en el altar. Pero informaron al rey Salomón de que Joab había huido al santuario del Señor, y de que se había refugiado en el altar. Entonces mandó Salomón a Benaías, hijo de Joiadá, que fuera a matarlo, y Benaías fue al santuario y le dijo a Joab: —El rey ordena que salgas. Pero Joab contestó: —¡No! ¡Aquí moriré! Benaías fue al rey con la respuesta, y le contó lo que Joab le había respondido. Entonces el rey contestó: —Démosle gusto. Mátalo y entiérralo, y borra de la casa de mi padre, y de mí también, la culpa de los asesinatos cometidos por Joab. El Señor hará recaer sobre él la culpa de su propia muerte, porque, sin saberlo mi padre, Joab acuchilló a dos hombres más honrados y mejores que él: a Abner, hijo de Ner, jefe del ejército israelita, y a Amasá, hijo de Jéter, jefe del ejército de Judá. La culpa de su muerte recaerá sobre Joab y sobre su descendencia para siempre. Por el contrario, la paz del Señor estará siempre con David y su descendencia, y con su dinastía y su trono. Entonces Benaías fue y mató a Joab. Y Joab fue enterrado en su casa, en el desierto. Luego el rey puso a Benaías al mando del ejército en lugar de Joab, y al sacerdote Sadoc en lugar de Abiatar. Después mandó llamar a Simí, y le ordenó: —Constrúyete una casa en Jerusalén, para que vivas allí. Pero no salgas de allí a ninguna parte, porque el día que salgas y cruces el arroyo Cedrón, ten la seguridad de que morirás, y tú tendrás la culpa.

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1 Reyes 2:28-37 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Y vino la noticia a Joab; porque también Joab se había adherido a Adonías, si bien no se había adherido a Absalón. Y huyó Joab al tabernáculo de Jehová, y se asió de los cuernos del altar. Y se le hizo saber a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová, y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve, y arremete contra él. Y entró Benaía al tabernáculo de Jehová, y le dijo: El rey ha dicho que salgas. Y él dijo: No, sino que aquí moriré. Y Benaía volvió con esta respuesta al rey, diciendo: Así dijo Joab, y así me respondió. Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; mátale y entiérrale, y quita de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente. Y Jehová hará volver su sangre sobre su cabeza; porque él ha dado muerte a dos varones más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá. La sangre, pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; mas sobre David y sobre su descendencia, y sobre su casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte de Jehová. Entonces Benaía hijo de Joiada subió y arremetió contra él, y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto. Y el rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército, y a Sadoc puso el rey por sacerdote en lugar de Abiatar. Después envió el rey e hizo venir a Simei, y le dijo: Edifícate una casa en Jerusalén y mora ahí, y no salgas de allí a una parte ni a otra; porque sabe de cierto que el día que salieres y pasares el torrente de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza.

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1 Reyes 2:28-37 La Biblia de las Américas (LBLA)

Cuando las noticias llegaron a Joab (porque Joab había seguido a Adonías, aunque no había seguido a Absalón), Joab huyó a la tienda del SEÑOR y se asió de los cuernos del altar. Y se le informó al rey Salomón que Joab había huido a la tienda del SEÑOR, y que estaba junto al altar. Entonces Salomón envió a Benaía, hijo de Joiada, diciendo: Ve y arremete contra él. Benaía entró en la tienda del SEÑOR y le dijo: Así ha dicho el rey: «Sal de ahí.» Pero él dijo: No, pues moriré aquí. Benaía llevó la respuesta al rey, diciendo: Así habló Joab y así me respondió. Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; arremete contra él, mátalo y entiérralo, para que quites de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab derramó sin causa. El SEÑOR hará volver su sangre sobre su propia cabeza, porque él arremetió contra dos hombres más justos y mejores que él y los mató a espada sin que mi padre David lo supiera: a Abner, hijo de Ner, comandante del ejército de Israel, y a Amasa, hijo de Jeter, comandante del ejército de Judá. Su sangre, pues, recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; pero para David y su descendencia, para su casa y su trono, haya paz de parte del SEÑOR para siempre. Entonces subió Benaía, hijo de Joiada, arremetió contra él y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto. En su lugar el rey nombró sobre el ejército a Benaía, hijo de Joiada, y el rey nombró al sacerdote Sadoc en lugar de Abiatar. Después el rey envió a llamar a Simei, y le dijo: Edifícate una casa en Jerusalén, vive ahí y no salgas de allí a ninguna parte. Porque el día que salgas y pases el torrente Cedrón, ten por cierto que sin duda morirás; tu sangre recaerá sobre tu cabeza.

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1 Reyes 2:28-37 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Joab no se había unido anteriormente a la rebelión de Absalón, pero sí se había sumado a la rebelión de Adonías. Así que, al enterarse de la muerte de Adonías, corrió a la carpa sagrada del SEÑOR y se agarró de los cuernos del altar. Cuando se lo informaron al rey, Salomón mandó a Benaía, hijo de Joiada, a ejecutarlo. Benaía fue a la carpa sagrada del SEÑOR y le dijo a Joab: —¡El rey te ordena que salgas! Pero Joab respondió: —No, aquí moriré. Entonces Benaía regresó a ver al rey y le informó lo que Joab había dicho. «Haz lo que él pide —respondió el rey—. Mátalo allí, junto al altar, y entiérralo. Así se borrará de la familia de mi padre la culpa de los asesinatos sin sentido que cometió Joab. El SEÑOR le cobrará las muertes de dos hombres que eran más justos y mejores que él, ya que mi padre no sabía nada de las muertes de Abner, hijo de Ner, comandante del ejército de Israel, y de Amasa, hijo de Jeter, comandante del ejército de Judá. Que Joab y sus descendientes sean por siempre culpables de la sangre de ellos, y que el SEÑOR conceda paz a David, a sus descendientes, a su dinastía y a su trono para siempre». Entonces Benaía, hijo de Joiada, volvió a la carpa sagrada y mató a Joab, y fue enterrado junto a su casa en el desierto. Después, el rey nombró comandante del ejército a Benaía en lugar de Joab, y puso al sacerdote Sadoc en lugar de Abiatar. Luego el rey mandó llamar a Simei y le dijo: —Construye una casa aquí en Jerusalén y vive en ella, pero no salgas de la ciudad por ningún motivo. Pues el día que salgas y pases el valle de Cedrón, ciertamente morirás, y tu sangre volverá sobre tu propia cabeza.

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