1 Crónicas 12:1-22
1 Crónicas 12:1-22 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Estos fueron los guerreros que se unieron a David en Siclag cuando este se encontraba desterrado por causa de Saúl, hijo de Quis. Ellos lo ayudaron en tiempos de guerra. Eran arqueros que podían lanzar piedras y disparar flechas con ambas manos. De los benjamitas parientes de Saúl: el jefe Ajiezer y Joás, que eran hijos de Semá de Guibeá; Jeziel y Pélet hijos de Azmávet; Beracá y Jehú, oriundos de Anatot; Ismaías, el gabaonita, que era uno de los treinta guerreros y jefe de ellos; Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad de Guederá, Eluzay, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías, el harufita; los coreítas Elcaná, Isías, Azarel, Joezer y Yasobeán, Joelá y Zebadías, hijos de Jeroán, oriundos de Guedor. También algunos de los gaditas se unieron a David cuando se encontraba en la fortaleza del desierto. Eran guerreros valientes, preparados para la guerra, hábiles en el manejo del escudo y de la lanza, feroces como leones y veloces como gacelas monteses. Se llamaban: Ezer, el primero; Abdías, el segundo; Eliab, el tercero; Mismaná, el cuarto; Jeremías, el quinto; Atay, el sexto; Eliel, el séptimo; Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno; Jeremías, el décimo, y Macbanay, el undécimo. Estos gaditas eran jefes del ejército; el menor de ellos valía por cien, y el mayor, por mil. Fueron ellos quienes atravesaron el Jordán en el mes primero, cuando el río se desbordó por sus dos riberas, e hicieron huir a los habitantes de los valles hacia el este y el oeste. También algunos guerreros de las tribus de Benjamín y de Judá se unieron a David en la fortaleza. David salió a su encuentro y les dijo: —Si vienen en son de paz y para ayudarme, los aceptaré; pero si vienen para entregarme a mis enemigos, ¡que el Dios de nuestros antepasados lo vea y lo castigue, pues yo no soy ningún criminal! Y el Espíritu vino sobre Amasay, jefe de los treinta, y este exclamó: «¡Somos tuyos, David! ¡Estamos contigo, hijo de Isaí! ¡Tres veces deseamos la paz a ti y a quien te brinde su ayuda! ¡Y quien te ayuda es tu Dios!». David los recibió y los puso entre los jefes de la tropa. También algunos guerreros de Manasés se unieron a David cuando este iba con los filisteos a luchar contra Saúl. Pero David y sus guerreros no les ayudaron, porque los jefes de los filisteos se reunieron y decidieron despedirlo, pues dijeron: «David se pondrá de parte de su señor Saúl y eso nos costará la cabeza». Estos fueron los manasesitas que se unieron a David cuando este fue a Siclag: Adná, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletay, jefes manasesitas de escuadrones de mil hombres. Ayudaban a David a combatir a las bandas de invasores, pues cada uno de ellos era un guerrero valiente y comandante del ejército. Y cada día se le unían más soldados a David, hasta que llegó a tener un ejército grande, como un ejército de Dios.
1 Crónicas 12:1-22 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
En los días en que David tuvo que huir de Saúl hijo de Quis, un grupo de soldados valientes se le unió en Siclag para ayudarlo en las batallas. Estos soldados eran capaces de disparar piedras y flechas con cualquiera de las dos manos. Esta es la lista de sus nombres y lugares de origen: De los descendientes de Saúl, que pertenecían a la tribu de Benjamín: Ahiézer hijo de Semaá, de Guibeá, que era el jefe; Joás hijo de Semaá, de Guibeá; Jeziel y Pélet, hijos de Azmávet; Beracá y Jehú, de Anatot; Ismaías de Gabaón, jefe de los treinta soldados más valientes; 4b (5) Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad de Guederá, 5-7 (6-8) Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías el harufita, Joelá y Zebadías, hijos de Jeroham, de Guedor. De los descendientes de Coré: Elcaná, Isías, Azarel, Joézer, Jasobeam. 8-15 (9-16) De la tribu de Gad hubo algunos hombres que se unieron a David cuando se refugió en una fortaleza del desierto. Eran soldados valientes, entrenados para la guerra, y que usaban muy bien el escudo y la lanza. Peleaban como leones y corrían como venados. Todos eran jefes del ejército; unos eran jefes de cien, y otros de mil. En cierta ocasión, estos hombres cruzaron el río Jordán e hicieron huir por todos lados a los que vivían en los valles. Esto sucedió al comienzo de la primavera, que es cuando el Jordán crece mucho. Estos son los nombres de esos soldados, en orden de importancia: Éser, Abdías, Eliab, Mismaná, Jeremías, Atai, Eliel, Johanán, Elzabad, Jeremías, Macbanai. 16 (17) Mientras David estaba en la fortaleza, algunos hombres de las tribus de Benjamín y de Judá fueron a verlo para unirse a él. 17 (18) Al verlos, David salió a su encuentro y les dijo: «Si sus intenciones son buenas y vienen para ayudarme, acepto de todo corazón que se unan a mi tropa; pero si lo que quieren es traicionarme y entregarme a mis enemigos, ¡que nuestro Dios los castigue! Yo a nadie le he causado daño, pues no soy un criminal». 18 (19) Entonces el espíritu de Dios tomó control de Amasai, jefe de los treinta soldados más valientes del ejército de David, y lo hizo exclamar: «¡El éxito está contigo, David! ¡La victoria siempre te acompaña, y acompañará a los que se te unan, porque Dios te hace triunfar!» David los aceptó, y hasta los puso entre los jefes de la tropa. 19-21 (20-22) En cierta ocasión, cuando David se unió a uno de los jefes filisteos para enfrentarse a Saúl, los demás jefes no lo aceptaron, pues decían: «¡David nos matará y así podrá regresar al lado de su rey Saúl!» Los soldados que acompañaban a David a esa batalla eran hombres de la tribu de Manasés, todos ellos soldados valientes y jefes de tropa. Se habían unido a David cuando estaba en el refugio de Siclag, y lo ayudaron a combatir tropas enemigas. Estos son sus nombres: Adná, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Elihú, Siletai. 22 (23) Y día tras día, más hombres se le unían a David, hasta que llegó a tener un gran ejército.
1 Crónicas 12:1-22 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Estos son los valientes que ayudaron a David en la guerra, y que se le unieron en Siclag, mientras él se encontraba en prisión por culpa de Saúl hijo de Cis. Eran certeros arqueros, capaces de usar las dos manos para lanzar piedras con honda y disparar flechas. De los hermanos de Saúl de Benjamín: En primer lugar, Ajiezer; y en segundo, Joás. Estos dos eran hijos de Semagá el gabaatita. Jeziel y Pelet, hijos de Azmavet; Beraca, Jehú el anatotita, Ismaías el gabaonita, uno de los treinta valientes, y el más valiente de los treinta; Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad el gederatita; Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías el harufita, Elcana, Isías, Azareel, Joezer y Yasobeán, todos ellos coreítas, y Joela y Zebadías, hijos de Jeroán de Gedor. También algunos gaditas se unieron a David mientras este estaba en la fortaleza del desierto. Eran hombres muy valientes y aguerridos, que sabían manejar el escudo; su rostro reflejaba la fiereza de los leones, y eran ligeros de pies, como las gacelas en los montes. El primero era Ezer, y le seguían, en ese orden, Abdías, Eliab, Mismana, Jeremías, Atay, Eliel, Johanán, Elzabad, Jeremías y Macbanay. Estos fueron capitanes del ejército gadita. El menor de ellos valía por cien soldados, y el mayor de ellos valía por mil. Todos ellos cruzaron el Jordán en el mes primero, cuando el río se había desbordado por completo, y pusieron en fuga a todos los que vivían en los valles al oriente y al poniente. También algunos de los benjaminitas y de la tribu de Judá se unieron a David en la fortaleza. David habló con ellos, y les dijo: «Si ustedes han venido a verme en son de paz, y quieren ayudarme, yo me uniré a ustedes de todo corazón; pero si lo que quieren es entregarme a mis enemigos, que el Dios de nuestros padres lo vea y lo juzgue, pues yo no he cometido ninguna maldad.» Entonces el espíritu se apoderó de Amasay, jefe de los treinta, y dijo: «¡Por ti, David hijo de Yesé, y contigo! ¡Paz, paz contigo! ¡Y paz también con quienes te ayudan, pues también tu Dios te ayuda!» Así David los recibió y los nombró capitanes de la tropa. También algunos de Manasés se pusieron de parte de David cuando este acompañó a los filisteos a la batalla contra Saúl. (En realidad no los ayudó, pues los jefes de los filisteos acordaron despedirlo porque dijeron: «Nuestra cabeza peligra si David se pasa al bando de su señor Saúl.») Cuando David llegó a Siclag, se le unieron algunos de Manasés, que fueron Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad, Eliú y Siletay, que en su tribu eran jefes de legiones. Estos ayudaron a David contra las bandas de malhechores, pues todos ellos eran aguerridos y capitaneaban el ejército. A decir verdad, todos los días le llegaba ayuda a David, hasta que logró hacerse de un ejército muy numeroso.
1 Crónicas 12:1-22 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Cuando David todavía estaba desterrado de la presencia de Saúl, hijo de Quis, un grupo de guerreros valientes que iban a ser sus aliados en la guerra fue a unirse con él en Siclag. Estos guerreros estaban armados con arcos, y lo mismo podían lanzar piedras con la honda que disparar flechas, con la mano derecha o con la izquierda. Eran los siguientes: Parientes de Saúl, de la tribu de Benjamín: Ahiézer, el jefe, y Joás, hijos de Semaá, del pueblo de Guibeá; Jeziel y Pélet, hijos de Azmávet; Beracá y Jehú, que era del pueblo de Anatot; Ismaías, gabaonita, uno de los treinta valientes y jefe de ellos; 4b (5) Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad de Guederá, 5 (6) Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías; Sefatías, el harufita; 6 (7) Elcaná, Isías, Azarel, Joézer y Jasobeam, coreítas; 7 (8) y Joelá y Zebadías, hijos de Jeroham, de Guedor. 8 (9) También de la tribu de Gad se pasaron algunos al lado de David cuando estaba en la fortaleza del desierto. Eran guerreros valientes, entrenados en la guerra y armados con escudo y lanza. Tenían aspecto como de leones y corrían por los montes como venados. 9 (10) Eran los siguientes: Éser, el primero; Abdías, el segundo; Eliab, el tercero; 10 (11) Mismaná, el cuarto; Jeremías, el quinto; 11 (12) Atai, el sexto; Eliel, el séptimo; 12 (13) Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno; 13 (14) Jeremías, el décimo, y Macbanai, el undécimo. 14 (15) Estos descendientes de Gad eran jefes del ejército. Uno solo de ellos valía, el menor por cien, y el mayor por mil. 15 (16) Estos fueron los que atravesaron el Jordán en primavera, cuando el río iba crecido hasta los bordes, e hicieron huir a todos los que había en los valles, al este y al oeste. 16 (17) Además algunos hombres de las tribus de Benjamín y de Judá fueron a unirse con David en la fortaleza. 17 (18) David salió a su encuentro y les dijo: «Si vienen ustedes en son de paz y para ayudarme, acepto de todo corazón que se unan conmigo; pero si vienen a traicionarme y entregarme a mis enemigos, a pesar de que no he cometido ningún crimen, ¡que el Dios de nuestros antepasados lo vea y los castigue!» 18 (19) Entonces Amasai, jefe de los treinta, poseído por el espíritu, exclamó: «¡Paz a ti, David, hijo de Jesé! ¡Que la paz esté contigo! ¡Paz a ti y a los que te ayuden, porque tu Dios te ha ayudado!» David los recibió y les dio puestos entre los jefes de la tropa. 19 (20) También algunos de la tribu de Manasés se pasaron al lado de David cuando este se fue a vivir con los filisteos para luchar contra Saúl. Aunque de hecho David no pudo ayudar a los filisteos, porque sus gobernadores, después de reunirse, decidieron despedirlo, pues dijeron: «¡A costa de nuestras cabezas se pasará a Saúl, su señor!» 20 (21) Los hombres de la tribu de Manasés que se pasaron al lado de David cuando este se fue a Siclag, fueron Adná, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Elihú y Siletai, jefes de batallones de Manasés. 21 (22) Estos fueron los que ayudaron a David al frente de la tropa, porque todos eran guerreros valientes y llegaron a ser jefes del ejército. 22 (23) Y día tras día llegaban más refuerzos a David, hasta que se formó un gran ejército, un ejército de veras formidable.
1 Crónicas 12:1-22 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Estos son los que vinieron a David en Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de Cis, y eran de los valientes que le ayudaron en la guerra. Estaban armados de arcos, y usaban de ambas manos para tirar piedras con honda y saetas con arco. De los hermanos de Saúl de Benjamín: El principal Ahiezer, después Joás, hijos de Semaa gabaatita; Jeziel y Pelet hijos de Azmavet, Beraca, Jehú anatotita, Ismaías gabaonita, valiente entre los treinta, y más que los treinta; Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad gederatita, Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías harufita, Elcana, Isías, Azareel, Joezer y Jasobeam, coreítas, y Joela y Zebadías hijos de Jeroham de Gedor. También de los de Gad huyeron y fueron a David, al lugar fuerte en el desierto, hombres de guerra muy valientes para pelear, diestros con escudo y pavés; sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas. Ezer el primero, Obadías el segundo, Eliab el tercero, Mismana el cuarto, Jeremías el quinto, Atai el sexto, Eliel el séptimo, Johanán el octavo, Elzabad el noveno, Jeremías el décimo y Macbanai el undécimo. Estos fueron capitanes del ejército de los hijos de Gad. El menor tenía cargo de cien hombres, y el mayor de mil. Estos pasaron el Jordán en el mes primero, cuando se había desbordado por todas sus riberas; e hicieron huir a todos los de los valles al oriente y al poniente. Asimismo algunos de los hijos de Benjamín y de Judá vinieron a David al lugar fuerte. Y David salió a ellos, y les habló diciendo: Si habéis venido a mí para paz y para ayudarme, mi corazón será unido con vosotros; mas si es para entregarme a mis enemigos, sin haber iniquidad en mis manos, véalo el Dios de nuestros padres, y lo demande. Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores, pues también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de la tropa. También se pasaron a David algunos de Manasés, cuando vino con los filisteos a la batalla contra Saúl (pero David no les ayudó, porque los jefes de los filisteos, habido consejo, lo despidieron, diciendo: Con peligro de nuestras cabezas se pasará a su señor Saúl). Así que viniendo él a Siclag, se pasaron a él de los de Manasés, Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletai, príncipes de millares de los de Manasés. Estos ayudaron a David contra la banda de merodeadores, pues todos ellos eran hombres valientes, y fueron capitanes en el ejército. Porque entonces todos los días venía ayuda a David, hasta hacerse un gran ejército, como ejército de Dios.
1 Crónicas 12:1-22 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y estos son los que vinieron a David en Siclag, mientras aún se ocultaba por causa de Saúl, hijo de Cis. Eran de los hombres valientes que le ayudaron en la guerra. Estaban armados con arcos, y usaban tanto la mano derecha como la izquierda para lanzar piedras y tirar flechas con el arco. Eran parientes de Saúl de Benjamín. El jefe era Ahiezer, después Joás, hijos de Semaa guibeatita; Jeziel y Pelet, hijos de Azmavet; Beraca y Jehú anatotita; Ismaías gabaonita, hombre valiente entre los treinta, y jefe de los treinta. Después Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad gederatita, Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías harufita, Elcana, Isías, Azareel, Joezer, Jasobeam, coreítas, y Joela y Zebadías, hijos de Jeroham de Gedor. También de los de Gad se pasaron a David en la fortaleza en el desierto, hombres fuertes y valientes, entrenados para la guerra, diestros con el escudo y la lanza, cuyos rostros eran como rostros de leones, y eran tan ligeros como las gacelas sobre los montes. Ezer fue el primero, Obadías el segundo, Eliab el tercero, Mismana el cuarto, Jeremías el quinto, Atai el sexto, Eliel el séptimo, Johanán el octavo, Elzabad el noveno, Jeremías el décimo, Macbanai el undécimo. De los hijos de Gad, estos fueron capitanes del ejército; el menor valía por cien y el mayor por mil. Estos son los que cruzaron el Jordán en el primer mes, cuando inundaba todas sus riberas, y pusieron en fuga a todos los de los valles, tanto al oriente como al occidente. Entonces vinieron algunos de los hijos de Benjamín y Judá a David a la fortaleza. Y salió David a su encuentro, y les habló, diciendo: Si venís a mí en paz para ayudarme, mi corazón se unirá con vosotros; pero si venís para entregarme a mis enemigos, ya que no hay maldad en mis manos, que el Dios de nuestros padres lo vea y decida. Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, el cual dijo: Tuyos somos, oh David, y contigo estamos, hijo de Isaí. Paz, paz a ti, y paz al que te ayuda; ciertamente tu Dios te ayuda. Entonces David los recibió y los hizo capitanes del grupo. Algunos de Manasés se pasaron también a David, cuando este iba con los filisteos a la batalla contra Saúl. Pero estos no les ayudaron, porque los príncipes de los filisteos, después de tomar consejo, lo despidieron, diciendo: A costa de nuestras cabezas se pasará a su señor Saúl. Y cuando él iba a Siclag, se pasaron a él de Manasés: Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletai, capitanes de miles que eran de Manasés. Ellos ayudaron a David contra la banda de merodeadores, pues todos eran hombres fuertes y valientes, y fueron capitanes en el ejército. Porque día tras día se pasaban hombres a David para ayudarlo, hasta que hubo un gran ejército, como un ejército de Dios.
1 Crónicas 12:1-22 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Los siguientes hombres se unieron a David en Siclag cuando este se escondía de Saúl, hijo de Cis. Estos hombres estaban entre los guerreros que lucharon al lado de David en el campo de batalla. Todos ellos eran expertos arqueros y podían disparar flechas o lanzar piedras con la mano izquierda al igual que con la derecha. Todos eran parientes de Saúl, de la tribu de Benjamín. El jefe era Ahiezer, hijo de Semaa, de Guibeá; su hermano Joás era el segundo en autoridad. Los otros guerreros fueron los siguientes: Jeziel y Pelet, hijos de Azmavet; Beraca; Jehú de Anatot; Ismaías de Gabaón, un guerrero famoso y jefe entre los Treinta; Jeremías, Jahaziel, Johanán y Jozabad, de Gedera; Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías y Sefatías de Haruf; Elcana, Isías, Azareel, Joezer y Jasobeam, quienes eran coreítas; Joela y Zebadías, hijos de Jeroham, de Gedor. Algunos guerreros valientes y experimentados de la tribu de Gad también desertaron y se unieron a David cuando este estaba en la fortaleza en el desierto. Eran expertos tanto con el escudo como con la lanza, tan fieros como leones y veloces como ciervos en las montañas. Ezer era su jefe. Obadías era el segundo; Eliab, el tercero; Mismana, el cuarto; Jeremías, el quinto; Atai, el sexto; Eliel, el séptimo; Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno; Jeremías, el décimo; Macbanai, el undécimo. Estos guerreros de Gad eran comandantes del ejército. ¡El más débil entre ellos podía enfrentar a cien soldados, y el más fuerte podía enfrentar a mil! Estos eran los hombres que cruzaron el río Jordán durante la época de inundación a principios del año y expulsaron a todos los que vivían en las tierras bajas situadas en la ribera oriental y en la occidental. Otros integrantes de la tribu de Benjamín y de Judá se unieron a David en la fortaleza. David salió a su encuentro y dijo: «Si vienen en son de paz para ayudarme, somos amigos; pero si vienen a traicionarme y a entregarme a mis enemigos a pesar de que soy inocente, entonces que el Dios de nuestros antepasados lo vea y los castigue». Así que el Espíritu descendió sobre Amasai, jefe de los Treinta, y dijo: «¡Somos tuyos, David! Estamos de tu lado, hijo de Isaí. Que la paz y la prosperidad sean contigo, y el éxito con todos los que te brindan ayuda, pues tu Dios es el que te ayuda». Entonces David permitió que se unieran a él y los nombró oficiales de su ejército. Algunos hombres de Manasés desertaron del ejército israelita y se unieron a David cuando él salió con los filisteos a luchar contra Saúl; pero resultó que los gobernantes filisteos no permitieron que David y sus hombres los acompañaran. Después de mucha discusión los hicieron volver porque dijeron: «Nos costará la cabeza si David cambia su lealtad, se une a Saúl y se vuelve contra nosotros». La siguiente es una lista que corresponde a los hombres de Manasés que se unieron a David cuando volvía a Siclag: Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletai. Cada uno de ellos comandaba mil hombres de la tribu de Manasés. Ayudaron a David a perseguir las bandas de saqueadores, porque eran guerreros valientes y capaces que llegaron a ser comandantes de su ejército. Día tras día más hombres se unían a David hasta que llegó a tener un gran ejército, como el ejército de Dios.