¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas. Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias. Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz. ¶Continúa tu misericordia para con los que te conocen, y tu justicia para con los rectos de corazón. Que no me alcance el pie del orgullo, ni me mueva la mano de los impíos.
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