¶Ten piedad de mí, oh SEÑOR, porque estoy en angustia; se consumen de sufrir mis ojos, mi alma y mis entrañas. Pues mi vida se gasta en tristeza, y mis años en suspiros; mis fuerzas se agotan a causa de mi iniquidad, y se ha consumido mi cuerpo. A causa de todos mis adversarios, he llegado a ser objeto de oprobio, especialmente para mis vecinos, y causa de espanto para mis conocidos; los que me ven en la calle huyen de mí. Como un muerto soy olvidado, sin ser recordado, soy semejante a un vaso roto. Porque he oído la calumnia de muchos, el terror está por todas partes; mientras traman juntos contra mí, planean quitarme la vida. ¶Pero yo, oh SEÑOR, en ti confío; digo: Tú eres mi Dios. En tu mano están mis años; líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame en tu misericordia. Oh SEÑOR, no sea yo avergonzado, porque a ti clamo; sean avergonzados los impíos; que desciendan en silencio al Seol. Enmudezcan los labios mentirosos, que arrogantes hablan contra el justo con soberbia y desprecio.
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