Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegándose al primero, le dijo: «Hijo, ve, trabaja hoy en la viña». Y respondiendo él, dijo: «No quiero»; pero después, arrepentido, fue. Y llegándose al otro, le dijo lo mismo; pero él respondió y dijo: «Yo iré, señor»; y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Ellos dijeron*: El primero. Jesús les dijo*: En verdad os digo que los recaudadores de impuestosy las rameras entran en el reino de Dios antes que vosotros. Porque Juan vino a vosotros en camino de justicia y no le creísteis, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, ni siquiera os arrepentisteis después para creerle.
Escuchad otra parábola. Había una vez un hacendado que PLANTO UNA VIÑA Y LA CERCO CON UN MURO, Y CAVO EN ELLA UN LAGAR Y EDIFICO UNA TORRE, la arrendó a unos labradores y se fue de viaje. Y cuando se acercó el tiempo de la cosecha, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo apedrearon. Volvió a mandar otro grupo de siervos, mayor que el primero; y les hicieron lo mismo. Finalmente les envió a su hijo, diciendo: «Respetarán a mi hijo». Pero cuando los labradores vieron al hijo, dijeron entre sí: «Este es el heredero; venid, matémoslo y apoderémonos de su heredad». Y echándole mano, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga, pues, el dueñode la viña, ¿qué hará a esos labradores? Ellos le dijeron*: Llevará a esos miserables a un fin lamentable, y arrendará la viña a otros labradores que le paguen los frutos a su tiempo. Jesús les dijo*: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:
«LA PIEDRA QUE DESECHARON LOS CONSTRUCTORES,
ESA, EN PIEDRA ANGULAR SE HA CONVERTIDO;
ESTO FUE HECHO DE PARTE DEL SEÑOR,
Y ES MARAVILLOSO A NUESTROS OJOS»?
Por eso os digo que el reino de Dios os será quitado y será dado a una nación que produzca sus frutos. Y el que caiga sobre esta piedra será hecho pedazos; pero sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo. Al oír sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, comprendieron que hablaba de ellos. Y cuando procuraron prenderle, tuvieron miedo de la multitud, porque le tenían por profeta.