Y aconteció que estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos. Y Él les dijo: Cuando oréis, decid: « Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. -»Danos hoy el pan nuestro de cada día. -»Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación». También les dijo: Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y va a él a medianoche y le dice: «Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle»; y aquel, respondiendo desde adentro, le dice: «No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme para darte nada». Os digo que aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, no obstante, por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. O suponed que a uno de vosotros que es padre, su hijo le pide pan; ¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado; ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado?
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3 Dias
La oración es un arte que debemos desarrollar con el corazón, pero ¿cómo hacerlo con el paso del tiempo? Un plan que nos va a sumergir en una relación de fe más profunda con Dios.
Jesús nos dijo que cuando oramos lo hacemos mal, pedimos mal. Jesús usaba la Palabra para orar. Tenemos que aprender a usar la Palabra como un arma (una espada) así seremos más eficaces en nuestra oración.
Hay tres claves en la oración que Jesús nos enseñó que nos ayudan a sintonizar con la frecuencia y el corazón de un padre que quiere hablar con nosotros. Son como lentes que nos permiten mirar lo que Dios ve para tener una conversación profunda que nos va transformando mientras más nos vamos adentrando en estas verdades.
4 Días
¡No le hables así a tu padre!. ¿Cuántos no escuchamos esta exhortación de nuestra madre, y jamás la interpretamos como una interrupción a la comunicación espontánea de la intimidad familiar? Antes bien, comprendemos que el tono y las palabras para dirigirnos a nuestro padre deben estar sazonados tanto de familiaridad como de respeto. Así, cuando levantamos oración, debemos igualmente celebrar la familiaridad con que podemos dirigirnos a Dios como Padre -otorgada por Cristo-, y preservar, la reverencia que le debemos al Altísimo. Estos cuatro breves devocionales, son un diapasón que te ayudará a afinar el tono de tus oraciones, de manera que estas resulten verdadero olor fragante delante de Dios.
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