»Pero si no me obedecéis y no ponéis por obra todos estos mandamientos, si despreciáis mis estatutos y si aborrece vuestra alma mis ordenanzas para no poner por obra todos mis mandamientos, quebrantando así mi pacto, yo, por mi parte, os haré esto: Pondré sobre vosotros terror súbito, tisis y fiebre que consuman los ojos y hagan languidecer el alma. En vano sembraréis vuestra semilla, pues vuestros enemigos la comerán. Fijaré mi rostro contra vosotros, para que seáis derrotados delante de vuestros enemigos; los que os aborrecen os dominarán y huiréis sin que nadie os persiga. Y si aun con todas estas cosas no me obedecéis, entonces os castigaré siete veces más por vuestros pecados. También quebrantaré el orgullo de vuestro poderío, y haré vuestros cielos como hierro y vuestra tierra como bronce. Y vuestras fuerzas se consumirán en vano, porque vuestra tierra no dará su producto y los árboles de la tierra no darán su fruto.
»Y si procedéis con hostilidad contra mí y no queréis obedecerme, aumentaré la plaga sobre vosotros siete veces conforme a vuestros pecados. Soltaré entre vosotros las fieras del campo que os privarán de vuestros hijos, destruirán vuestro ganado y os reducirán en número de manera que vuestros caminos queden desiertos.
»Y si con estas cosas no os enmendáis ante mí, sino que procedéis con hostilidad contra mí, entonces yo procederé con hostilidad contra vosotros; y yo mismo os heriré siete veces por vuestros pecados. Y traeré sobre vosotros una espada que ejecutará venganza a causa del pacto; y cuando os reunáis en vuestras ciudades, enviaré pestilencia entre vosotros, para que seáis entregados en manos del enemigo. Cuando yo os quite el sustento del pan, diez mujeres cocerán vuestro pan en un horno, y os darán vuestro pan en cantidades medidas, de modo que comeréis y no os saciaréis.
»Si a pesar de todo esto no me obedecéis, sino que procedéis con hostilidad contra mí, entonces yo procederé con hostilidad airada contra vosotros, y yo mismo os castigaré siete veces por vuestros pecados. Comeréis la carne de vuestros hijos, y la carne de vuestras hijas comeréis. Y destruiré vuestros lugares altos, derribaré vuestros altares de incienso y amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos, pues mi alma os aborrecerá. También dejaré en ruinas vuestras ciudades, desolaré vuestros santuarios y no oleré vuestros suaves aromas. Asolaré la tierra de tal modo que vuestros enemigos que se establezcan en ella queden pasmados. A vosotros, sin embargo, os esparciré entre las naciones y desenvainaré la espada en pos de vosotros, y vuestra tierra será asolada y vuestras ciudades quedarán en ruinas.
»Entonces la tierra gozará de sus días de reposo durante todos los días de su desolación, mientras que habitéis en la tierra de vuestros enemigos; entonces descansará la tierra y gozará de sus días de reposo. Durante todos los días de su desolación la tierra guardará el descanso que no guardó en vuestros días de reposo mientras habitabais en ella. En cuanto a los que queden de vosotros, infundiré cobardía en sus corazones en la tierra de sus enemigos; y el sonido de una hoja que se mueva los ahuyentará, y aun cuando nadie los persiga, huirán como quien huye de la espada, y caerán. Tropezarán unos con otros como si huyeran de la espada aunque nadie los persiga; no tendréis fuerza para hacer frente a vuestros enemigos. Y pereceréis entre las naciones y os devorará la tierra de vuestros enemigos. Así que los que sobrevivan de vosotros se pudrirán a causa de su iniquidad en la tierra de vuestros enemigos; también a causa de las iniquidades de sus antepasados se pudrirán juntamente con ellos.