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Lamentaciones 3:1-25

Lamentaciones 3:1-25 LBLA

Yo soy el hombre que ha visto la aflicción bajo la vara de su furor. Él me ha llevado y me ha hecho andar en tinieblas y no en luz. Ciertamente contra mí ha vuelto y revuelto su mano todo el día. Ha hecho que se consuman mi carne y mi piel, ha quebrado mis huesos. Me ha sitiado y rodeado de amargura y de fatiga. En lugares tenebrosos me ha hecho morar, como los que han muerto hace tiempo. Con muro me ha cercado y no puedo salir, ha hecho pesadas mis cadenas. Aun cuando clamo y pido auxilio, Él cierra el paso a mi oración. Ha cerrado mis caminos con piedra labrada, ha hecho tortuosos mis senderos. Él es para mí como oso en acecho, como león en lugares ocultos. Ha desviado mis caminos y me ha destrozado, me ha dejado desolado. Ha entesado su arco y me ha puesto como blanco de la flecha. Hizo que penetraran en mis entrañas las flechas de su aljaba. He venido a ser objeto de burla de todo mi pueblo, su copla todo el día. Él me ha llenado de amargura, me ha embriagado con ajenjo. Ha quebrado con guijarro mis dientes, ha hecho que me revuelque en el polvo. Y mi alma ha sido privada de la paz, he olvidado la felicidad. Digo, pues: Ha perecido mi vigor, y mi esperanza que venía del SEÑOR. ¶Acuérdate de mi aflicción y de mi vagar, del ajenjo y de la amargura. Ciertamente lo recuerda y se abate mi alma dentro de mí. Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza: Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad! El SEÑOR es mi porción —dice mi alma— por eso en Él espero. Bueno es el SEÑOR para los que en Él esperan, para el alma que le busca.