¶No temas, oh tierra, regocíjate y alégrate,
porque el SEÑOR ha hecho grandes cosas.
No temáis, bestias del campo,
porque los pastos del desierto han reverdecido,
porque el árbol ha dado su fruto,
la higuera y la vid han producido en abundancia.
Hijos de Sión, regocijaos
y alegraos en el SEÑOR vuestro Dios;
porque Él os ha dado la lluvia temprana para vuestra vindicación,
y ha hecho descender para vosotros la lluvia,
la lluvia temprana y la tardía como en el principio.
Y las eras se llenarán de grano,
y las tinajas rebosarán de mosto y de aceite virgen.
Entonces os compensaré por los años
que ha comido la langosta,
el pulgón, el saltón y la oruga,
mi gran ejército, que envié contra vosotros.
Tendréis mucho que comer y os saciaréis,
y alabaréis el nombre del SEÑOR vuestro Dios,
que ha obrado maravillosamente con vosotros;
y nunca jamás será avergonzado mi pueblo.
Y sabréis que en medio de Israel estoy yo,
y que yo soy el SEÑOR vuestro Dios
y no hay otro;
nunca jamás será avergonzado mi pueblo.
¶Y sucederá que después de esto,
derramaré mi Espíritu sobre toda carne;
y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán,
vuestros ancianos soñarán sueños,
vuestros jóvenes verán visiones.
Y aun sobre los siervos y las siervas
derramaré mi Espíritu en esos días.
Y haré prodigios en el cielo y en la tierra:
sangre, fuego y columnas de humo.
El sol se convertirá en tinieblas,
y la luna en sangre,
antes que venga el día del SEÑOR, grande y terrible.
Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del SEÑOR
será salvo;
porque en el monte Sión y en Jerusalén
habrá salvación,
como ha dicho el SEÑOR,
y entre los sobrevivientes estarán los que el SEÑOR llame.