Entonces el SEÑOR me dijo: Toma para ti una tabla grande y escribe sobre ella en caracteres comunes: Veloz es el botín, rápida la presa. Y tomé conmigo como testigos fieles al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo de Jeberequías. Me acerqué a la profetisa, y ella concibió y dio a luz un hijo. Y el SEÑOR me dijo: Ponle por nombre Maher-shalal-hash-baz; porque antes que el niño sepa clamar «padre mío» o «madre mía», la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria.
Y volvió el SEÑOR a hablarme de nuevo, diciendo:
Por cuanto este pueblo ha rehusado las aguas de Siloé que corren mansamente,
y se ha regocijado en Rezín y en el hijo de Remalías,
por tanto, he aquí, el Señor va a traer sobre ellos las aguas impetuosas y abundantes del Eufrates,
es decir, al rey de Asiria con toda su gloria,
que se saldrá de todos sus cauces y pasará sobre todas sus riberas.
Fluirá con ímpetu en Judá, inundará y seguirá adelante,
hasta el cuello llegará,
y la extensión de sus alas
llenará la anchura de tu tierra, oh Emmanuel.
¶Quebrantaos, pueblos, que seréis destrozados;
prestad oído, confines todos de la tierra;
ceñíos, que seréis destrozados;
ceñíos, que seréis destrozados.
Trazad un plan, y será frustrado;
proferid una palabra, y no permanecerá,
porque Dios está con nosotros.
Pues así me habló el SEÑOR con gran poder y me instruyó para que no anduviera en el camino de este pueblo, diciendo:
No digáis: «Es conspiración»,
a todo lo que este pueblo llama conspiración,
ni temáis lo que ellos temen, ni os aterroricéis.
Al SEÑOR de los ejércitos es a quien debéis tener por santo.
Sea Él vuestro temor,
y sea Él vuestro terror.
Entonces Él vendrá a ser santuario;
pero piedra de tropiezo y roca de escándalo
para ambas casas de Israel,
y lazo y trampa para los habitantes de Jerusalén.
Muchos tropezarán allí,
y caerán y serán quebrantados;
serán enlazados y apresados.