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Cantares 5:2-8

Cantares 5:2-8 DHH94I

Yo dormía, pero no mi corazón. Y oí que mi amado llamaba a la puerta: «¡Ábreme, amor mío; hermanita, palomita virginal! ¡Mi cabeza está empapada de rocío! ¡El rocío nocturno me corre por el cabello!» «Ya me he quitado la ropa; ¡tendría que volver a vestirme! Ya me he lavado los pies; ¡se me volverían a llenar de polvo!» Mi amado metió la mano por el agujero de la puerta. ¡Eso me conmovió profundamente! Entonces me levanté para abrirle a mi amado. De mis manos y mis dedos cayeron gotitas de mirra sobre el pasador de la puerta. ¡Al oírlo hablar sentí que me moría! Abrí la puerta a mi amado, pero él ya no estaba allí. Lo busqué y no lo encontré, lo llamé y no me respondió. Me encontraron los guardias que hacen la ronda de la ciudad; me golpearon, me hirieron; ¡los que cuidan la entrada de la ciudad me arrancaron el velo con violencia! Mujeres de Jerusalén, si encuentran a mi amado, prométanme decirle que me estoy muriendo de amor.

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