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Judas 1:8-16

Judas 1:8-16 DHH94I

A pesar de ello, también esos hombres, viviendo en sueños, contaminan su cuerpo, rechazan la autoridad del Señor e insultan a los poderes superiores. El mismo arcángel Miguel, cuando luchaba contra el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a condenarlo con insultos, sino que solamente le dijo: «¡Que el Señor te reprenda!» Pero esos hombres hablan mal de las cosas que no conocen; y en cuanto a las que conocen por instinto, como las conocen los animales sin entendimiento, las usan para su propia condenación. ¡Ay de ellos!, porque han seguido el ejemplo de Caín. Por ganar dinero se han desviado, como Balaam, y como Coré, mueren por su rebeldía. Son una vergüenza en las fiestas de amor fraternal que ustedes celebran, en las que ellos comen y beben alegremente, sin mostrar ningún respeto. Son pastores que cuidan solamente de sí mismos. Son nubes sin agua, llevadas por el viento. Son árboles que no dan fruto a su tiempo, dos veces muertos y arrancados de raíz. Son violentas olas del mar, que arrojan como espuma sus acciones vergonzosas. Son estrellas que han perdido su rumbo y están condenadas a pasar la eternidad en la más negra oscuridad. También Henoc, que fue el séptimo después de Adán, habló proféticamente cuando dijo acerca de esa gente: «Vi al Señor, que venía con miles y miles de sus ángeles a juzgar a todos los hombres y a condenarlos por todo el mal que cometieron en su maldad y por todas las palabras insolentes que como malvados pecadores dijeron contra él.» De todo se quejan, todo lo critican y solo buscan satisfacer sus propios deseos. Hablan con jactancia, y adulan a los demás para aprovecharse de ellos.