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Jeremías 9:1-16

Jeremías 9:1-16 DHH94I

1 (8.23) ¡Ojalá fueran mis ojos como un manantial, como un torrente de lágrimas, para llorar día y noche por los muertos de mi pueblo! 2 (1) ¡Ojalá tuviera yo en el desierto un lugar donde vivir, para irme lejos de mi pueblo! Porque todos han sido infieles; son una partida de traidores. 3 (2) Siempre están listos a decir mentiras como si dispararan flechas con un arco. En el país reina la mentira, no la verdad; han ido de mal en peor, y el Señor mismo afirma: «No han querido reconocerme.» 4 (3) Hay que desconfiar hasta del amigo; ni siquiera en el hermano se puede confiar, pues los hermanos se engañan entre sí y los amigos se calumnian unos a otros. 5 (4) Cada uno se burla del otro, y no hay quien diga la verdad. Se han acostumbrado a mentir; son perversos, incapaces 6 (5) de cambiar. El Señor afirma: «¡Atropello tras atropello, falsedad tras falsedad! Mi pueblo no quiere reconocerme. 7 (6) Por eso yo, el Señor todopoderoso, digo: ¿Qué otra cosa puedo hacer con mi pueblo, sino ponerlo al fuego para refinarlo? 8 (7) Sus lenguas son flechas mortales; andan diciendo falsedades. Saludan cordialmente a sus amigos, pero en realidad les están poniendo trampas. 9 (8) ¿Y no los he de castigar por estas cosas? ¿No he de darle su merecido a un pueblo así? Yo, el Señor, lo afirmo. 10 (9) »Lloren y giman por las montañas, entonen un lamento por las praderas, porque están quemadas y ya nadie pasa por ellas; ya no se oye el mugir del ganado, y hasta las aves y las fieras se fueron huyendo. 11 (10) »Voy a convertir a Jerusalén en un montón de piedras, en una guarida de chacales; convertiré en un desierto las ciudades de Judá, y quedarán sin habitantes.» 12 (11) ¿Quién es lo bastante sabio para comprender esto? ¿A quién le ha dado a conocer el Señor estas cosas, para que él se las pueda explicar a los demás? ¿Por qué está el país en ruinas, seco como un desierto por donde nadie pasa? 13 (12) El Señor responde: «Todo esto sucedió porque los israelitas abandonaron las instrucciones que yo les di; no me obedecieron y no las pusieron en práctica. 14 (13) Siguieron tercamente las inclinaciones de su corazón y dieron culto a dioses falsos, como sus padres les enseñaron. 15 (14) Por eso yo, el Señor todopoderoso, el Dios de Israel, digo: Voy a darles de comer algo muy amargo, voy a darles de beber agua envenenada. 16 (15) Los voy a dispersar entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; haré que los persigan espada en mano, hasta que no quede ni uno solo.»

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