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1 Corintios 7:8-32

1 Corintios 7:8-32 PDT

Este es un consejo para los que no son casados y para las viudas: es mejor que sigan sin casarse, como yo. Pero si no se pueden controlar, es mejor que se casen, pues es mejor casarse que quemarse. A los casados les doy esta orden, que no es mía, sino del Señor: que la esposa no se separe de su esposo. Pero si se separa, que no se vuelva a casar o que vuelva con su esposo. De la misma manera, el esposo no se divorcie de su esposa. A todos los demás les digo esto yo, no el Señor: Si la esposa de algún hermano no cree en Cristo, pero acepta vivir con él, que el hermano no se divorcie de ella. Si el esposo de una mujer no cree en Cristo, pero acepta vivir con ella, que la mujer no se divorcie de él. Porque el esposo que no es creyente se hace santo por la unión con su esposa creyente, y la esposa que no es creyente se hace santa por la unión con su esposo creyente. Si esto no fuera cierto, entonces sus hijos serían impuros, pero ahora ellos son santos. Pero si el esposo o la esposa que no cree quiere separarse, dejen que se separe. En ese caso, el esposo o la esposa creyente no tiene obligación, porque Dios los ha llamado a vivir en paz. Tengan en cuenta, esposas, que su ejemplo puede guiar a su esposo a ser salvo. Y esposos, su ejemplo puede guiar a su esposa a ser salva. Uno no sabe qué puede pasar más adelante. Cada cual debe vivir de acuerdo con lo que el Señor le ha asignado, y tal como era cuando Dios lo llamó. Esa es la norma que enseño en todas las iglesias. Si un hombre ya estaba circuncidado cuando Dios lo llamó, que no la deshaga. Si no estaba circuncidado cuando Dios lo llamó, que no sea circuncidado. En realidad, tener la circuncisión o no tenerla, no es importante. Lo que sí importa es hacer lo que Dios manda. Cada uno debe seguir igual que como estaba cuando Dios lo llamó. Si eras esclavo cuando Dios te llamó, no te preocupes, pero si puedes conseguir la libertad, búscala. Pues si eras esclavo cuando el Señor te llamó, ahora eres un hombre libre que pertenece al Señor. Si eras libre cuando el Señor te llamó, ahora eres esclavo de Cristo. Dios ha pagado un precio por ustedes, así que no sean esclavos de nadie. Hermanos, en esta nueva vida con Dios, cada uno de ustedes debe seguir en la condición que estaba cuando fue llamado. Con respecto a los que no se han casado, no tengo ninguna orden del Señor, pero les voy a dar mi opinión personal. Pueden confiar en mí porque el Señor me ha dado su misericordia. Creo que es mejor que no se casen debido a los tiempos difíciles que estamos pasando. Si tienes mujer, no trates de separarte de ella. Si no estás casado, no busques esposa. Pero si decides casarte, no es pecado. Tampoco es pecado que una virgen se case. Sin embargo, los que se casan tienen dificultades que yo quisiera evitarles. Lo que quiero decir es esto: el tiempo se está acabando. Realmente no importará si están casados o no. No importará si lloran o no; si están alegres o no; si tienen con que comprar o si no tienen nada. Los que disfrutan de las cosas de este mundo, no se apeguen a ellas, porque este mundo, así como lo ven, está por terminarse. Quiero evitarles preocupaciones. El hombre que no se ha casado se preocupa de los asuntos del Señor, y de cómo agradarle.