Me castigabas día y noche, y fui perdiendo fuerzas, como una flor que se marchita bajo el calor del sol. Pero te confesé mi pecado, y no oculté mi maldad. Me decidí a reconocer que había sido rebelde contigo, y tú, mi Dios, me perdonaste.
Leer Salmos 32
Compartir
Comparar todas las versiones: Salmos 32:4-5
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos