¡Alabemos a nuestro Dios! ¡Démosle gracias porque él es bueno! ¡Él nunca deja de amarnos! Que lo repitan los israelitas: «¡Dios nunca deja de amarnos!» Que lo repitan los sacerdotes: «¡Dios nunca deja de amarnos!» Que lo repitan los que adoran a Dios: «¡Dios nunca deja de amarnos!» Perdida ya toda esperanza, llamé a mi Dios, y él me respondió; ¡me liberó de la angustia! Dios está conmigo: no tengo miedo. Nadie puede hacerme daño, Dios está conmigo y me brinda su ayuda. ¡Estoy seguro de ver la derrota de los que me odian! Vale más confiar en Dios que confiar en gente importante. Todas las naciones me rodearon; me rodearon por completo, pero Dios me ayudó a derrotarlas. Me rodearon como avispas, pero ardieron en el fuego como espinas; ¡Dios me ayudó a derrotarlas! Me empujaron con violencia para hacerme tropezar, pero Dios vino en mi ayuda. Dios me da fuerzas, Dios inspira mi canto; ¡Dios es mi salvador!
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