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Proverbios 16:3-25

Proverbios 16:3-25 TLA

Deja en manos de Dios todo lo que haces, y tus proyectos se harán realidad. Todo lo que Dios hace tiene un propósito; ¡hasta creó al malvado para el día del castigo! Dios no soporta a los orgullosos, y una cosa es segura: no los dejará sin castigo. El pecado se perdona cuando se ama de verdad; uno se aleja del mal cuando obedece a Dios. Cuando Dios está contento con nuestro comportamiento, hasta con nuestros enemigos nos hace vivir en paz. Más vale ser pobre pero honrado, que ser rico pero tramposo. El hombre planea su futuro, pero Dios le marca el rumbo. No hay rey que cometa errores, si deja que Dios lo aconseje. Dios quiere que seas honrado en todos tus negocios. Ningún rey soporta a los malvados; todo buen reinado depende de que se practique la justicia. Los reyes aprecian a la gente que les habla con la verdad. El enojo del rey es amenaza de muerte; el que es sabio procura calmarlo. La sonrisa del rey es promesa de vida; contar con su apoyo es recibir un premio inesperado. La sabiduría y el entendimiento valen más que el oro y la plata. La gente honrada se aparta del mal, y así protege su vida. El orgulloso y arrogante al fin de cuentas fracasa. Vale más compartir la pobreza de los humildes que las riquezas de los orgullosos. El buen administrador prospera; ¡Dios bendice a quienes en él confían! Al que piensa bien las cosas se le llama inteligente; quien habla con dulzura convence mejor. El que piensa antes de actuar vivirá por muchos años, pero es una tontería corregir a los tontos. Quien piensa bien las cosas se fija en lo que dice; quien se fija en lo que dice convence mejor. Las palabras amables son como la miel: endulzan la vida y sanan el cuerpo. Hay quienes piensan que está bien todo lo que hacen, pero al fin de cuentas acaban en la tumba.

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