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Job 5:8-27

Job 5:8-27 TLA

»Si yo estuviera en tu lugar, pondría mi caso en manos de Dios. Sus milagros y maravillas no los podemos entender. Dios hace que la lluvia caiga sobre los campos; Dios da poder a los humildes y ayuda a los afligidos; Dios hace que los astutos caigan en sus propias trampas; les desbarata sus planes malvados y les arruina sus malas acciones. Dios hace que se tropiecen de día como si anduvieran de noche, pero salva a la gente pobre del poder de sus enemigos; a los pobres les devuelve la esperanza, pero a los malvados los deja callados. »Cuando el Dios todopoderoso te corrija, puedes considerarte bendecido; no desprecies su corrección. Dios hiere, pero cura la herida; Dios golpea, pero alivia el dolor. Una y otra vez vendrá a ayudarte, y aunque estés en graves peligros no dejará que nada te dañe. En tiempos de hambre, no dejará que te mueras; en tiempos de guerra, no dejará que te maten. Cuando alguien te maldiga, no tendrás por qué tener miedo; esa maldición no se cumplirá. Te reirás del hambre y de las calamidades, y no tendrás por qué temer a los animales salvajes: ¡las piedras del campo y las bestias salvajes serán tus mejores amigas! En tu casa vivirás tranquilo, y cuando cuentes tu ganado no te faltará un solo animal. Tendrás muchos hijos y muchos nietos; ¡nacerán como la hierba del campo! Serás como el trigo que madura en la espiga: no morirás antes de tiempo, sino cuando llegue el momento. Esto es un hecho comprobado. Si nos prestas atención, tú mismo podrás comprobarlo».

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