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Jeremías 31:1-20

Jeremías 31:1-20 TLA

El Dios de Israel declara: «El día que vuelvan de Babilonia, yo seré el Dios de todos los israelitas, y ellos serán mi pueblo. »Cuando andaban por el desierto, yo les demostré mi gran amor. A los que no murieron en la guerra, los hice descansar. Hace mucho, mucho tiempo me aparecí ante ellos y les dije: “Pueblo de Israel, siempre te he amado, siempre te he sido fiel. Por eso nunca dejaré de tratarte con bondad. Volveré a reconstruirte, y volverás a danzar alegremente, a ritmo de panderetas. En las colinas de Samaria volverás a plantar viñedos, y disfrutarás de las uvas. Muy pronto los guardias gritarán por las colinas de Efraín: ‘¡Vengan, vayamos a Jerusalén, y adoremos a nuestro Dios!’”» El Dios de Israel dice: «¡Canten alegres, israelitas! ¡Ustedes son los más importantes entre todas las naciones! En sus alabanzas canten: “¡Tú, Dios nuestro, nos salvaste! ¡Salvaste a los pocos israelitas que aún quedábamos con vida!” »Yo los haré volver de Babilonia; los haré volver de todos los rincones del mundo, y los llevaré a su tierra. Serán muchos los que vuelvan. Volverán los ciegos y los cojos, las que estén embarazadas, y las que llevan bebés en brazos. Vendrán arrepentidos, con lágrimas en los ojos, y yo los llevaré por un camino seguro. Israel, yo soy tu padre, y tú eres mi hijo mayor». Dios les dice a las naciones: «Escuchen mi mensaje. Digan a las islas lejanas que yo dispersé a Israel, pero que volveré a reunirlo. Ahora voy a cuidarlos, como cuida el pastor a sus ovejas. Rescataré a los israelitas; los libraré del poder de ustedes, pues son más fuertes que ellos. Cuando ellos lleguen a Jerusalén disfrutarán de mis bendiciones. Yo les daré trigo, vino y aceite, y también vacas y ovejas, para que hagan fiesta. Serán como un jardín bien regado, y nunca más perderán su fuerza. Yo les daré consuelo; cambiaré su dolor en danza y su tristeza en alegría. Bailarán alegres jóvenes y viejos. Los sacerdotes y mi pueblo disfrutarán de mis bendiciones, y tendrán más de lo que necesitan. Les juro que así lo haré». El Dios de Israel dice: «Grandes llantos y lamentos oyó la gente de Ramá. Es Raquel, que llora por la muerte de sus hijos, y no quiere ser consolada». Pero Dios le dice: «Sécate las lágrimas, Raquel; ya no sigas llorando ni pierdas la esperanza. Tus hijos volverán a su patria; volverán de ese país enemigo, y tu sufrimiento se verá recompensado. Te juro que así será. »Ya he escuchado a mi pueblo llorar amargamente. Los he oído reclamarme: “Dios de Israel, ¡tú eres nuestro Dios! Éramos como un toro salvaje, pero tú pudiste domarnos y ahora sabemos obedecer. ¡Acéptanos de nuevo! ”Cuando jóvenes, te abandonamos; pero ahora estamos arrepentidos. ¡Estamos tan avergonzados que nosotros mismos nos herimos!” »Pero yo les he dicho