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Jeremías 23:1-22

Jeremías 23:1-22 TLA

El Dios de Israel dijo: «¡Qué mal les va a ir a esos gobernantes que descuidan a mi pueblo y lo destruyen! Jamás se preocupan por él. Al contrario, se comportan como esos pastores que abandonan a sus ovejas. Les advierto que voy a castigarlos, porque abandonaron a mi pueblo en manos de otras naciones. Sin embargo, aunque permití que así fuera, yo mismo haré que mi pueblo vuelva a su país, y que se convierta en una gran nación. Le daré otros gobernantes que lo protejan, y así no volverá a tener miedo. Juro que así lo haré. »En el futuro haré que un rey justo y sabio gobierne a mi pueblo. Será de la familia de David, gobernará con verdadera justicia, y le pondrán por nombre “Dios es nuestro salvador”. Durante su reinado mi pueblo vivirá en paz y libertad. »Yo les aseguro que viene el día en que ya no se dirá: “¡Lo juro por Dios, que sacó a Israel de Egipto!” Más bien, se dirá: “¡Lo juro por Dios, que sacó a nuestro pueblo de Babilonia! ¡Lo sacó de todos los países adonde lo había expulsado!” Entonces los israelitas habitarán en su propio país». Yo, Jeremías, les advierto a los profetas: «Dios me dio un mensaje especial. Por eso siento un dolor profundo y me tiembla todo el cuerpo; ¡hasta parezco un borracho a punto de caerse! »Los habitantes de este país son gente malvada; no saben lo que es ser fieles, ¡no saben hacer lo bueno, solo cometen injusticias! Por eso la tierra está bajo maldición: los pastos se han secado, y la tierra es un desierto. »Dios mismo lo afirma: “Los profetas y los sacerdotes son los primeros en hacer el mal; ¡hasta en el templo cometen terribles maldades! Por eso los voy a castigar y caerá sobre ellos la desgracia. ¡Nada ni nadie podrá salvarlos! ”¡En Samaria he visto las cosas más repugnantes! Los profetas predican en nombre del dios Baal y hacen que mi pueblo me abandone. Pero los profetas de Jerusalén son peores que ellos; no solo me abandonan, sino que dicen mentiras y ayudan a los malvados. No hay uno solo de ellos que quiera cambiar su conducta. ¡Son peores que la gente de Sodoma y de Gomorra!” »Por tanto, el Dios todopoderoso declara en contra de los profetas de Jerusalén: “Ustedes son los responsables de tanta maldad en este país. Su sufrimiento será terrible y su dolor no tendrá fin”. »Y a ustedes, los israelitas, Dios les advierte: “Esos profetas son unos mentirosos, ¡no les hagan caso! Yo no les di ningún mensaje, y los sueños que dicen haber tenido son puro invento de ellos. Aseguran que yo dije que a los malvados siempre les irá bien; que a los que me desprecian nada malo les pasará. ¡Pero ninguno de esos profetas ha estado en mi presencia! ¡Ninguno de ellos ha querido oír mi voz y obedecerme! ”Yo estoy muy enojado con ellos y no voy a quedarme tranquilo hasta que los haya castigado. Mi enojo será como un huracán, que azotará a esos malvados. ”¡Un día de estos entenderán por qué hago todo esto! ”Esos profetas salen a predicar, aunque yo no los he enviado ni les he dado ningún mensaje. Si hubieran estado en mi presencia, habrían anunciado mi mensaje; habrían invitado a mi pueblo a dejar su mala conducta.

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