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Salmos 107:23-43

Salmos 107:23-43 RVC

Los marinos, que conocen el mar, con sus naves comercian en muchos lugares. Allí, en lo profundo del mar, han visto las maravillosas obras del Señor. Él habló, y se desató un viento tempestuoso, y gigantescas olas se encresparon. Se levantaban hacia el cielo, o se hundían en el mar; y ellos se desanimaban y temblaban de miedo. Inseguros, daban traspiés, como ebrios; ¡de nada les servía toda su pericia! Pero en su angustia clamaron al Señor, y él los libró de su aflicción: convirtió la tempestad en bonanza, y apaciguó las amenazantes olas. Ante esa calma, sonrieron felices porque él los lleva a puerto seguro. ¡Alabemos la misericordia del Señor, y sus grandes hechos en favor de los mortales! ¡Que lo exalte el pueblo congregado! ¡Que lo alabe el consejo de ancianos! El Señor convierte ríos y manantiales, en sequedades y áridos desiertos; por la maldad de sus habitantes deja estéril la tierra generosa; convierte el desierto en lagunas, y la tierra seca en manantiales. Allí se establecen los que sufren de hambre, y fundan ciudades donde puedan vivir. Luego siembran los campos, y plantan sus viñas, y recogen abundantes cosechas. Dios los bendice y les da muchos hijos, y no deja que sus ganados se reduzcan. Pero si disminuyen y son humillados, es por causa de la opresión, la maldad y la congoja. Pero el Señor desprecia a los tiranos, y los hace perderse en desiertos sin camino. El Señor rescata al pobre de su miseria, y multiplica sus hijos como rebaños de ovejas. Al ver esto, los fieles se alegran, y los malvados guardan silencio. Si hay alguien sabio, que cumpla con esto, y que entienda que el Señor es misericordioso.