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Génesis 32:1-24

Génesis 32:1-24 RVC

Al seguir Jacob su camino, le salieron al encuentro ángeles de Dios. Cuando Jacob los vio, dijo: «Este es un campamento de Dios.» Así que a aquel lugar lo llamó Majanayin. Jacob envió delante de sí mensajeros a Esaú, su hermano, que estaba en la tierra de Seír, en el campo de Edom, y les dio las siguientes instrucciones: «Díganle a mi señor Esaú de parte de su siervo Jacob: “Hasta ahora he estado viviendo con Labán. Tengo vacas, asnos y ovejas, y también siervos y siervas. Envío a decir esto a mi señor, para pedirle que me trate con bondad.”» Los mensajeros volvieron a Jacob, y le dijeron: «Fuimos a ver a tu hermano Esaú, y también él viene a recibirte. Con él vienen cuatrocientos hombres.» Jacob sintió mucho miedo. En su angustia, dividió en dos campamentos a la gente que venía con él, lo mismo que a las ovejas, las vacas y los camellos; y dijo: «Si Esaú viene contra un campamento, y lo ataca, el otro campamento podrá escapar.» También dijo Jacob: «Señor, Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, tú me dijiste: “Vuelve a tu tierra, con tus parientes, y yo te trataré bien.” Yo soy menor que todas las misericordias y que toda la verdad con que has tratado a este siervo tuyo, pues crucé este Jordán solamente con mi cayado, y ahora he llegado a poseer dos campamentos. ¡Por favor, líbrame de la mano de mi hermano Esaú, porque le temo! ¡No sea que venga y hiera a la madre junto con los hijos! Tú has dicho: “Yo te trataré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, tan numerosa que no se puede contar.”» Esa noche Jacob durmió allí, y de lo que le vino a la mano tomó un presente para su hermano Esaú: doscientas cabras, veinte machos cabríos, doscientas ovejas, veinte carneros, treinta camellas recién paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, y veinte asnas y diez borricos. A cada uno de sus siervos le entregó una manada, y les dijo: «Adelántense a mí, y dejen un espacio entre una y otra manada.» Al primero le ordenó: «Si mi hermano Esaú te encuentra y te pregunta “¿Quién es tu amo? ¿A dónde vas? ¿Para quién es esto que vas arreando?” Respóndele: “Es un presente que tu siervo Jacob te envía a ti, mi señor Esaú. Mira, él mismo viene atrás de nosotros.”» Al segundo también le dio órdenes, lo mismo que al tercero y a todos los que iban tras aquellas manadas. Les dijo: «Esto es lo que le dirán a Esaú, cuando lo encuentren. Y le dirán también: “Tu siervo Jacob viene atrás de nosotros.”» Y es que pensó: «Voy a calmar su enojo con el presente que va delante de mí. Después de eso lo veré cara a cara. Tal vez me perdone.» Y así, el presente avanzó delante de él, y esa noche se quedó a dormir en el campamento. Pero esa misma noche se levantó, tomó a sus dos mujeres, sus dos siervas y sus once hijos, y cruzó el vado de Jaboc. Los tomó, y los hizo cruzar el arroyo, con todas sus posesiones. De modo que Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta la salida del sol.