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Hechos 27:22-34

Hechos 27:22-34 RVC

Pero yo les pido que no pierdan el ánimo, pues ninguno de ustedes perderá la vida. Solamente se perderá la nave. Lo sé porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios, a quien sirvo y pertenezco, y me ha dicho: “Pablo, no tengas miedo. Es necesario que comparezcas ante el emperador. Dios te ha concedido que todos los que navegan contigo salgan ilesos.” Así que, ¡anímense, amigos míos!, que Dios hará todo tal y como me lo ha dicho. Sin embargo, necesitamos llegar a alguna isla.» Catorce noches después de navegar a la deriva por el mar Adriático, a eso de la medianoche los marineros intuyeron que estaban cerca de tierra, así que echaron la sonda y esta marcaba una profundidad de treinta y seis metros; un poco más adelante volvieron a echarla, y ya marcaba veintisiete. Ante el temor de dar con algunos escollos, se echaron cuatro anclas por la popa, esperando con ansias que amaneciera. Algunos marineros trataron de huir de la nave y, aparentando que querían soltar las anclas de proa, echaron al mar la lancha salvavidas; pero Pablo les dijo al centurión y a los soldados: «Si estos no se quedan en la nave, ustedes no se podrán salvar.» Entonces los soldados cortaron las amarras de la lancha y dejaron que esta se perdiera. Comenzaba a amanecer cuando Pablo los animó a comer. Les dijo: «Ya van catorce días que ustedes están en ayunas y en compás de espera. ¡No han comido nada! Yo les ruego que coman algo para mantenerse sanos. Tengan la seguridad de que no van a perder ni un cabello de su cabeza.»