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Hechos 26:12-20

Hechos 26:12-20 RVC

»Con amplios poderes en mi mano, y comisionado por los principales sacerdotes, iba yo una vez hacia Damasco; y de pronto, rey Agripa, a eso del mediodía, una luz del cielo, más brillante que el resplandor del sol, nos rodeó en el camino a mí y a mis acompañantes. Todos rodamos por tierra. Y entonces oí una voz que me hablaba en arameo, y me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar de coces contra el aguijón.” Yo pregunté: “¿Quién eres, Señor?” Y el Señor me dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Ponte de pie, que me he aparecido a ti porque tú vas a ser ministro y testigo de lo que has visto, y de lo que aún te voy a mostrar. Yo te libraré de tu pueblo y de los no judíos, y quiero que vayas a ellos para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás al poder de Dios; para que por la fe en mí, reciban el perdón de sus pecados y la herencia de los que han sido santificados.” »Por eso, rey Agripa, no desobedecí esa visión celestial, sino que comenzando por los que viven en Damasco y en Jerusalén, y siguiendo por los que viven en Judea, sin pasar por alto a los no judíos, les anuncié que debían arrepentirse y volverse a Dios, y demostrar con sus hechos que realmente se habían arrepentido.