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2 Samuel 12:13-31

2 Samuel 12:13-31 RVC

David le respondió a Natán: «Reconozco que he pecado contra el Señor.» Y Natán le dijo: «El Señor ha perdonado tu pecado, y no vas a morir. Pero como los enemigos del Señor hablan mal de él por causa de este pecado tuyo, tu hijo recién nacido tiene que morir.» Después de esto, Natán regresó a su casa. Y el niño que la mujer de Urías le dio a David, se enfermó de gravedad porque el Señor así lo quiso. David le rogó al Señor por la salud de su hijo, y ayunaba y se pasaba la noche acostado en el suelo. Los ancianos que vivían en su palacio iban a verlo y trataban de levantarlo del suelo, pero David se negaba a levantarse, y tampoco quería comer. Siete días después, el niño murió, y sus sirvientes temían decírselo, pues decían: «Si cuando el niño vivía, el rey no quería escucharnos, con más razón se afligirá si le decimos que el niño ya murió.» Pero cuando David los vio hablar entre sí, se dio cuenta de que el niño ya había muerto, así que les preguntó: «¿Ya ha muerto el niño?» Aquellos le respondieron: «Sí, señor; ya ha muerto.» Entonces David se levantó del suelo, y se bañó y se perfumó, y se puso ropa limpia; luego fue a la casa del Señor, y lo adoró. Después regresó a su casa y pidió de comer, y comió. Los sirvientes le preguntaron: «¿Qué es lo que haces? Cuando el niño aún vivía, estuviste ayunando y orando, pero ahora que ha muerto, ¡te levantas y pides de comer!» Y David les dijo: «Cuando el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, y decía: “Tal vez el Señor se compadezca de mí, y deje vivir al niño.” Pero ahora que el niño ha muerto, ¿de qué me sirve ayunar? ¿Acaso podría yo devolverle la vida? Yo puedo ir a donde él está, pero él ya no volverá conmigo.» Y David fue y consoló a Betsabé, su mujer, y se allegó a ella, y ella le dio un hijo, al que llamó Salomón. Y el Señor amó a este niño, y por eso envió un mensaje al profeta Natán, para decirle que lo llamara Jedidías. Joab se encontraba en Rabá combatiendo a los amonitas, y capturó la ciudad del rey. Entonces envió un mensaje a David para decirle: «Después de sitiar la ciudad de Rabá, he capturado también las reservas de agua. Por favor, reúne al resto del ejército y ven con ellos, y acampa frente a la ciudad y tómala. Si yo la tomo, llevará mi nombre.» David reunió entonces al resto de su ejército, y fue y luchó contra Rabá y la capturó. Le quitó al rey la corona de oro que llevaba puesta, la cual pesaba treinta y tres kilos y tenía incrustadas piedras preciosas; los hombres de David la tomaron y con ella coronaron a David, y David obtuvo un gran botín de la ciudad. A la gente que quedaba en la ciudad la puso a trabajar con sierras y trillos y hachas de hierro, y también los puso a trabajar en los hornos de ladrillos. Esto mismo lo hizo en todas las ciudades de los amonitas. Después de esto, David regresó a Jerusalén con todo su ejército.