Entonces David envió un mensaje a Joab, ordenándole que hiciera volver a Urías el hitita. Joab cumplió sus órdenes,
y cuando Urías se presentó ante David, este le preguntó cómo estaban Joab y los soldados, y cómo se iba desarrollando la guerra.
Después de eso, David le dijo a Urías:
«Vete a tu casa, y ponte cómodo.»
En cuanto Urías salió del palacio, David le envió un regalo especial de su mesa.
Pero Urías no se fue a su casa, sino que pasó la noche a las puertas del palacio real, en compañía de los siervos del rey.
Cuando le dijeron a David que Urías no había dormido en su casa, el rey lo llamó y le preguntó:
«¡Tú has tenido un viaje largo! ¿Por qué no fuiste a dormir a tu casa?»
Y Urías le respondió:
«¿Podría yo entrar en mi casa, y comer y beber, y dormir con mi mujer, mientras el arca del Señor está en una tienda de campaña, y mientras mi señor Joab y los ejércitos de Israel y de Judá, y los siervos del rey, duermen en el campo? ¡Juro por la vida de Su Majestad que jamás haré algo así!»
Entonces David le dijo a Urías:
«Quédate todavía hoy, y mañana te enviaré de nuevo al campo de batalla.»
Y Urías se quedó en Jerusalén ese día y el siguiente,
y David lo invitó a comer y a beber, hasta que lo embriagó, pero más tarde Urías no regresó a su casa, sino que se fue a dormir junto con los siervos del rey.
Por la mañana, David escribió una carta para Joab, y la envió por medio de Urías.
Esa carta decía:
«Pon a Urías al frente y en lo más recio de la batalla, y déjalo solo, para que el enemigo lo hiera de muerte.»
Así que, cuando Joab sitió la ciudad, mandó a Urías al frente, donde peleaban los hombres más valientes,
y cuando los amonitas salieron de la ciudad, cayeron algunos soldados del ejército de David, y entre ellos murió Urías el hitita.
Entonces Joab envió a David un informe de lo sucedido en la batalla,
y al mensajero le instruyó:
«Una vez que hayas informado al rey de lo sucedido en el campo de batalla,
si el rey comienza a enojarse y te pregunta: “¿Por qué se acercaron tanto a la ciudad? ¿No saben que hay peligro de que alguien arroje algo desde la muralla?
¡Recuerden cómo murió Abimelec, el hijo de Yerubaal! Murió en Tebés porque una mujer le arrojó desde la muralla un pedazo de rueda de molino. ¿Por qué se acercaron tanto a la muralla?”, tú le dirás: “También murió Urías el hitita.”»
El mensajero corrió a llevar las noticias a David, tal y como Joab le había dicho.
Al llegar, le dijo a David:
«Los que salieron de la ciudad al campo, para pelear contra nosotros, nos estaban dominando; pero los hicimos retroceder hasta las puertas de la ciudad;
sin embargo, sus flecheros nos atacaron desde la muralla y alcanzaron a herir a varios de tus soldados. Entre ellos murió también Urías el hitita.»
Entonces David le dijo al mensajero:
«Dile a Joab que no se preocupe por lo que pasó, pues la espada mata a unos y a otros, pero que refuerce su ataque contra la ciudad hasta conquistarla. Tú, por tu parte, infúndele ánimos.»
Cuando la mujer de Urías supo que su esposo había muerto, se vistió de luto;
pero después de que ella guardó el luto David mandó por ella y la hizo su esposa, y ella le dio un hijo. Pero esta acción de David no le agradó al Señor.