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2 Reyes 22:8-20

2 Reyes 22:8-20 RVC

El sumo sacerdote Hilcías dijo entonces al escriba Safán: «He hallado en el templo del Señor el libro de la ley.» Y no solo le dio el libro a Safán, sino que se lo leyó. Y cuando el escriba Safán se presentó ante el rey, le dijo: «Tus siervos han recogido el dinero que había en el templo, y se lo han entregado a los que hacen las obras y tienen a su cargo los arreglos del templo del Señor.» Además, el escriba Safán le informó al rey: «El sacerdote Hilcías me ha dado un libro.» Enseguida, Safán se lo leyó al rey. Y en cuanto el rey escuchó las palabras del libro de la ley, se rasgó las vestiduras y ordenó al sacerdote Hilcías, a Ajicán hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a su siervo Asaías, lo siguiente: «Vayan y consulten al Señor por mí y por el pueblo, y por todo Judá, en cuanto a las palabras de este libro que se ha hallado. Con toda seguridad la ira del Señor se ha encendido contra nosotros en gran manera, pues nuestros padres no atendieron a las palabras de este libro, para conducirse en conformidad con todo lo que nos fue escrito.» Entonces el sacerdote Hilcías, y Ajicán, Acbor, Safán y Asaías, fueron a ver a la profetisa Julda, que era la mujer de Salún, que cuidaba las vestiduras y era hijo de Ticva y nieto de Jarjás. Julda vivía en la segunda parte de la ciudad de Jerusalén. Hablaron con ella, y ella les dijo: «Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: “Digan al varón que los envió a consultarme, que yo, el Señor, voy a traer sobre este lugar, y sobre sus habitantes, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá. Lo haré porque me abandonaron, quemaron incienso a dioses extraños, y provocaron mi enojo con todo lo que han hecho. Mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará. Pero al rey de Judá que los ha enviado a consultarme le dirán que yo, el Señor y Dios de Israel, he dicho: ‘Puesto que tú has prestado atención a las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de mí cuando oíste mi sentencia contra este lugar y contra sus habitantes, los cuales van a ser asolados y malditos, y puesto que te rasgaste las vestiduras y lloraste en mi presencia, también yo te he prestado atención.’ —Palabra del Señor. »”Por lo tanto, yo te reuniré con tus antepasados, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y ya no verás todo el mal que voy a traer sobre este lugar.”» Ellos llevaron al rey la respuesta.

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