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2 Corintios 12:1-7

2 Corintios 12:1-7 RVC

En realidad, nada gano con vanagloriarme. Sin embargo, ahora voy a hablar de las visiones y de las revelaciones del Señor. Sé de un hombre en Cristo, que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo (solo Dios sabe si esto ocurrió físicamente o no), y sé que ese hombre (solo Dios sabe si esto ocurrió físicamente o no), fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que a ningún hombre se le permite pronunciar. De ese hombre puedo jactarme; pero de mí mismo, solo me jactaré de mis debilidades. Sin embargo, no sería insensato de mi parte el querer jactarme, porque estaría diciendo la verdad; pero prefiero no hacerlo, para que nadie piense de mí más de lo que ve u oye de mí. Y para que no me exaltara demasiado por la grandeza de las revelaciones, se me clavó un aguijón en el cuerpo, un mensajero de Satanás, para que me abofetee y no deje que yo me enaltezca.