Pero Ana le respondió: «No, señor mío; no estoy ebria. No he bebido vino ni sidra. Lo que pasa es que estoy muy desanimada, y vine a desahogarme delante del Señor. No pienses que tu sierva es una mujer impía. Es tan grande mi congoja y mi aflicción, que hasta ahora he estado hablando.» Elí le respondió: «Vete en paz, y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.» Y ella respondió: «Espero que veas con buenos ojos a esta sierva tuya.» Y Ana se fue de allí, y comió, y dejó de estar triste.
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3 dias
No podemos detener nuestra siembra porque el tiempo aparenta ser malo, si ni siquiera podemos entender el rumbo del viento. Ve tras aquello para lo cual Dios te ha diseñado.
3 Dias
Cuando Ana estaba en el templo orando se sintió abrumada al no recibir respuesta, pero en el momento que Ana oró y dejo de derramar lagrimas de amargura, Dios empezo a actuar. En este devocional encontraremos una respuesta para desarrollar una vida de oración.
Podemos decir muchas oraciones y creer que ellas han sido en vano, pero Dios quiere hacernos saber que somos escuchados, y que nuestra oración no concluyó con un "amén"; al contrario, ya Dios había respondido desde la eternidad.
En medio de muchas voces que se levantan como (falsas) verdades este devocional tiene como propósito llevarte a afinar el oido a la Voz de Dios. Y así como el pequeño Samuel dijo esta poderosa frase: “Habla que tu siervo escucha” anhelo que esta misma frase sea una declaración de fe de una iglesia que se levantan con hambre y sed de escuchar la Voz de Dios.
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