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Números 11:14-30

Números 11:14-30 NVI

Yo solo no puedo con todo este pueblo. ¡Es una carga demasiado pesada para mí! Si este es el trato que vas a darme, ¡me harás un favor si me quitas la vida! ¡Así me veré libre de mi desgracia! SEÑOR El SEÑOR respondió a Moisés: —Tráeme a setenta ancianos de Israel y asegúrate de que sean ancianos y oficiales del pueblo. Llévalos a la Tienda de reunión y haz que esperen allí contigo. Yo descenderé para hablar contigo y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga de este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo. »Al pueblo solo le dirás lo siguiente: “Conságrense para mañana, pues van a comer carne. Ustedes lloraron ante el SEÑOR y le dijeron: ¡Quién nos diera carne! ¡En Egipto la pasábamos mejor! Pues bien, el SEÑOR les dará carne y tendrán que comérsela. No la comerán un solo día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte, sino todo un mes, hasta que les salga por las narices y les provoque náuseas. Y esto por haber despreciado al SEÑOR que está en medio de ustedes y por haber llorado, diciendo: ¿Por qué tuvimos que salir de Egipto?”». Moisés respondió: —Me encuentro en medio de un ejército de seiscientos mil hombres, ¿y tú hablas de darles carne todo un mes? Aunque se degollaran todas las ovejas y vacas, ¿les alcanzaría? Y aunque se pescaran todos los peces del mar, ¿eso les bastaría? El SEÑOR respondió a Moisés: —¿Acaso el poder del SEÑOR es limitado? ¡Pues ahora verás si te cumplo o no mi palabra! Moisés fue y comunicó al pueblo lo que el SEÑOR había dicho. Después juntó a setenta jefes ancianos del pueblo y se quedó esperando con ellos alrededor de la Tienda de reunión. El SEÑOR descendió en la nube y habló con Moisés, y compartió con los setenta jefes ancianos el Espíritu que estaba sobre él. Cuando el Espíritu descansó sobre ellos, se pusieron a profetizar. Pero esto no volvió a repetirse. Dos de los ancianos se habían quedado en el campamento. Uno se llamaba Eldad y el otro Medad. Aunque habían sido elegidos, no acudieron a la Tienda de reunión. Sin embargo, el Espíritu vino sobre ellos y se pusieron a profetizar dentro del campamento. Entonces un muchacho corrió a contárselo a Moisés: —¡Eldad y Medad están profetizando dentro del campamento! Josué, hijo de Nun, uno de los siervos escogidos de Moisés, exclamó: —¡Moisés, señor mío, detenlos! Pero Moisés respondió: —¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el pueblo del SEÑOR profetizara y que el SEÑOR pusiera su Espíritu en todos ellos! Entonces Moisés y los jefes ancianos regresaron al campamento.