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Levítico 14:5-32

Levítico 14:5-32 NVI

Después el sacerdote mandará degollar la primera ave sobre una vasija de barro llena de agua de manantial. Tomará la otra ave viva, la madera de cedro, el paño escarlata y la rama de hisopo, y mojará todo esto junto con el ave viva en la sangre del ave que fue degollada sobre el agua de manantial. Luego rociará siete veces a quien va a ser purificado de la infección y lo declarará puro. Entonces dejará libre a campo abierto el ave viva. »El que se purifica deberá lavarse la ropa, afeitarse todo el cabello y bañarse. Así quedará puro. Después de esto podrá entrar en el campamento, pero se quedará fuera de su tienda de campaña durante siete días. Al séptimo día se rapará por completo el cabello, la barba y las cejas; se lavará la ropa y se bañará. Así quedará puro. »Al octavo día, el que se purifica deberá traer dos corderos sin defecto y una cordera de un año, también sin defecto; como ofrenda de cereal traerá tres décimas partes de un efa de harina refinada amasada con aceite, junto con un log de aceite. El sacerdote que oficia en la purificación presentará ante el SEÑOR, a la entrada de la Tienda de reunión, al que se purifica y a sus ofrendas. »Después el sacerdote tomará uno de los corderos y, junto con el log de aceite, lo ofrecerá como sacrificio por la culpa. Lo mecerá ante el SEÑOR, pues se trata de una ofrenda mecida. Después degollará al cordero en el lugar santo donde se degüellan las víctimas del sacrificio por el perdón de pecados y del holocausto, porque el sacrificio por la culpa, al igual que el sacrificio por el perdón, pertenecen al sacerdote. Se trata de algo sumamente sagrado. Luego tomará el sacerdote un poco de sangre del sacrificio por la culpa y la untará en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho del que se purifica. El sacerdote tomará un poco de aceite y se lo echará en la palma de la mano izquierda. Mojará el índice de la mano derecha en el aceite que tiene en la palma izquierda y rociará el aceite siete veces ante el SEÑOR. Luego, del aceite que quede en la mano, el sacerdote untará un poco en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho del que se purifica, sobre la sangre del sacrificio por la culpa. El sacerdote derramará sobre la cabeza del que se purifica el aceite que quede en la mano. De este modo, celebrará ante el SEÑOR el rito para pedir el perdón a favor de él. »A continuación, el sacerdote ofrecerá el sacrificio por el perdón, pidiendo el perdón por el que se purifica de su impureza. Hecho esto, degollará la víctima del holocausto y la ofrecerá en el altar junto con la ofrenda de cereal. Así obtendrá el perdón por él y lo declarará puro. »Si el que se purifica es pobre y no tiene para comprar lo requerido, tomará como sacrificio por la culpa un solo cordero, el cual será mecido para obtener el perdón de sus pecados. También llevará como ofrenda de cereal la décima parte de un efa de harina refinada amasada con aceite, y un log de aceite, junto con dos tórtolas o dos pichones de paloma, según lo que pueda pagar, uno como sacrificio por el perdón y otro como holocausto. »Al octavo día los llevará a la entrada de la Tienda de reunión, ante el sacerdote, para su purificación en presencia del SEÑOR. El sacerdote tomará el cordero del sacrificio por la culpa, junto con el aceite, y los mecerá ante el SEÑOR, pues se trata de una ofrenda mecida. Después degollará al cordero del sacrificio por la culpa, tomará un poco de sangre y la untará en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho del que se purifica. El sacerdote se echará aceite en la palma de la mano izquierda, y con el dedo índice de su mano derecha lo rociará siete veces ante el SEÑOR. Luego, al que se purifica, el sacerdote le untará un poco del aceite que quede en la mano. Se lo untará en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho, allí donde puso la sangre del sacrificio por la culpa. El aceite que quede en la mano lo untará en la cabeza del que se purifica, y así obtendrá el perdón de sus pecados ante el SEÑOR. Luego ofrecerá las tórtolas o los pichones de paloma, según lo que pueda pagar el oferente, uno como sacrificio por el perdón y otro como holocausto, junto con la ofrenda de cereal. Así, el sacerdote obtendrá ante el SEÑOR el perdón de pecados en favor del que se purifica». Esta ley se aplicará a la persona que haya contraído una infección cutánea y no tenga para pagar las ofrendas regulares de su purificación.

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