uno como sacrificio por el perdón y otro como holocausto, junto con la ofrenda de cereal. Así, el sacerdote obtendrá ante el SEÑOR el perdón de pecados en favor del que se purifica».
Esta ley se aplicará a la persona que haya contraído una infección cutánea y no tenga para pagar las ofrendas regulares de su purificación.
El SEÑOR dijo a Moisés y a Aarón: «Si al entrar ustedes en la tierra de Canaán, la cual les doy en propiedad, yo pongo moho infeccioso en alguna de sus casas, el dueño de la casa deberá decirle al sacerdote: “En mi casa ha aparecido una especie de moho”. Entonces el sacerdote, antes de entrar para examinar el moho, mandará que desocupen la casa para que no se contamine todo lo que haya en ella. Hecho esto, el sacerdote entrará a examinarla. Si el moho de las paredes forma cavidades verduscas o rojizas que parezcan hundirse en la pared, el sacerdote saldrá de la casa y la clausurará durante siete días. Al séptimo día regresará y la examinará. Si el moho se ha extendido por las paredes de la casa, mandará quitar las piedras mohosas y tirarlas fuera de la ciudad, en un lugar impuro. También mandará raspar todo el interior de la casa, y el material raspado lo arrojará fuera de la ciudad, en un lugar impuro. Después se repondrán las antiguas piedras con otras nuevas y se recubrirá la casa con estuco nuevo.
»Si después de haber quitado las piedras infectadas y de haber raspado y recubierto la casa, vuelve a aparecer el moho y se extiende por toda ella, el sacerdote irá a examinarla. Si el moho se ha extendido por toda la casa, se trata de moho corrosivo. Por lo tanto, la casa es impura y deberán demolerla y arrojar, en un lugar impuro fuera de la ciudad, las piedras, la madera y el estuco.
»Cualquiera que entre en la casa mientras esté clausurada quedará impuro hasta el anochecer y todo el que duerma o coma en dicha casa deberá lavarse la ropa.
»Si después de haber sido recubierta la casa el sacerdote la examina y el moho no se ha extendido, la declarará pura, porque la infección ha desaparecido. Para purificar la casa, el sacerdote deberá tomar dos aves, pedazos de madera de cedro, un paño escarlata y ramas de hisopo. Degollará una de las aves sobre una vasija de barro llena de agua de manantial; tomará la madera de cedro, las ramas de hisopo, el paño escarlata y la otra ave viva, y mojará todo esto en la sangre del ave degollada y en el agua de manantial. Luego rociará la casa siete veces. Así la purificará con la sangre del ave, con el agua de manantial, el ave viva, la madera de cedro, las ramas de hisopo y el paño escarlata. Soltará entonces el ave viva a campo abierto. Así purificará la casa y esta quedará pura.
»Esta es la ley respecto a cualquier tipo de infección cutánea: de tiña o de moho, ya sea en la ropa o en una casa; de inflamación, erupción o mancha blancuzca, para así poder enseñar al pueblo cuándo algo es puro o impuro.
»Esta es la ley respecto a las infecciones».