Aquel día Débora y Barac, hijo de Abinoán, entonaron este canto:
«Cuando los príncipes de Israel toman el mando,
cuando el pueblo se ofrece voluntariamente,
¡bendito sea el SEÑOR!
»¡Oigan, reyes! ¡Escuchen, gobernantes!
Yo cantaré, cantaré al SEÑOR;
tocaré música al SEÑOR, el Dios de Israel.
»Oh SEÑOR, cuando saliste de Seír,
cuando marchaste desde los campos de Edom,
tembló la tierra, fluyeron los cielos,
las nubes derramaron agua.
Temblaron las montañas al ver al SEÑOR, el Dios del Sinaí;
al ver al SEÑOR, el Dios de Israel.
»En los días de Samgar, hijo de Anat,
en los días de Jael, los viajeros abandonaron los caminos
y se fueron por sendas torcidas.
Los campesinos de Israel desaparecieron;
desaparecieron hasta que yo me levanté.
¡Yo, Débora, me levanté como una madre en Israel!
Dios eligió nuevos líderes,
cuando la guerra llegó a las puertas de la ciudad,
pero no se veía ni un escudo ni una lanza
entre cuarenta mil hombres de Israel.
Mi corazón está con los príncipes de Israel,
con los voluntarios del pueblo.
¡Bendito sea el SEÑOR!
»Ustedes, los que montan asnas blancas
y se sientan sobre tapices,
y ustedes, los que andan por el camino,
consideren la voz de los que cantan en los abrevaderos,
donde relatan los actos de justicia del SEÑOR,
los actos de justicia para con sus campesinos en Israel.
»Entonces el pueblo del SEÑOR
descendió a las puertas de la ciudad.
¡Despierta, despierta, Débora!
¡Despierta, despierta, y entona una canción!
¡Levántate, Barac!
Lleva cautivos a tus prisioneros, hijo de Abinoán.
»Los sobrevivientes descendieron con los nobles;
el pueblo del SEÑOR vino a mí con los valientes.
Algunos venían de Efraín, cuyas raíces estaban en Amalec;
Benjamín estaba con el pueblo que te seguía.
Desde Maquir bajaron capitanes;
desde Zabulón, los que llevan el bastón de mando.
Con Débora estaban los príncipes de Isacar;
Isacar estaba con Barac,
y tras él se lanzó hasta el valle.
En los distritos de Rubén
hay grandes resoluciones.
¿Por qué permaneciste entre los corrales
escuchando los silbidos para llamar a los rebaños?
En los distritos de Rubén
hay grandes titubeos.
Galaad habitó más allá del Jordán.
Y Dan, ¿por qué se quedó junto a los barcos?
Aser se quedó en la costa del mar;
permaneció en sus ensenadas.
El pueblo de Zabulón arriesgó la vida,
como hizo Neftalí en las alturas del campo.
»Los reyes llegaron y pelearon;
entonces los reyes de Canaán lucharon en Tanac,
junto a las aguas de Meguido,
pero no se llevaron botín de plata.
Desde los cielos lucharon las estrellas,
desde sus senderos lucharon contra Sísara.