Más tarde, José ordenó al mayordomo de su casa: «Llena con todo el alimento que les quepa los costales de estos hombres y pon en sus bolsas el dinero de cada uno de ellos. Luego mete mi copa de plata en la bolsa del hermano menor, junto con el dinero que pagó por el alimento». Y el mayordomo hizo todo lo que José ordenó. A la mañana siguiente, muy temprano, los hermanos de José fueron enviados de vuelta, junto con sus asnos. Todavía no estaban muy lejos de la ciudad cuando José dijo al mayordomo de su casa: «¡Anda! ¡Persigue a esos hombres! Cuando los alcances, diles: “¿Por qué me han pagado mal por bien? ¿Por qué han robado la copa que usa mi señor para beber y para interpretar señales? ¡Esto que han hecho está muy mal!”». Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió esas mismas palabras. Pero ellos respondieron: —¿Por qué nos dice usted tales cosas, mi señor? ¡Lejos sea de nosotros actuar de esa manera! Es más, nosotros trajimos de vuelta de Canaán el dinero que habíamos pagado, pero que encontramos en nuestras bolsas. ¿Por qué, entonces, habríamos de robar oro o plata de la casa de su señor? Si se encuentra la copa en poder de alguno de nosotros, que muera el que la tenga, y el resto de nosotros seremos esclavos de mi señor. —Está bien —respondió el mayordomo—, se hará como ustedes dicen, pero solo el que tenga la copa en su poder será mi esclavo; el resto de ustedes quedará libre de todo cargo. Enseguida cada uno de ellos bajó al suelo su bolsa y la abrió. El mayordomo revisó cada bolsa, comenzando con la del hermano mayor y terminando con la del menor. ¡Y encontró la copa en la bolsa de Benjamín! Al ver esto, los hermanos de José se rasgaron las vestiduras en señal de duelo y, luego de cargar sus asnos, volvieron a la ciudad. Todavía estaba José en su casa cuando llegaron Judá y sus hermanos. Entonces se postraron rostro en tierra y José dijo: —¿Qué manera de portarse es esta? ¿Acaso no saben que un hombre como yo puede interpretar señales? —¡No sabemos qué decirle, mi señor! —contestó Judá—. ¡No hay excusa que valga! ¿Cómo podemos demostrar nuestra inocencia? Dios ha puesto al descubierto la maldad de sus siervos. Aquí nos tiene usted: somos sus esclavos, nosotros y el que tenía la copa. —¡Jamás podría yo actuar de ese modo! —respondió José—. Solo será mi esclavo el que tenía la copa en su poder. En cuanto a ustedes, regresen tranquilos a la casa de su padre.
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11 Dias
En este plan de 11 días, estudiarás Génesis 37-50, que te llevará a través de la vida de Jacob y sus 12 hijos, quienes se convirtieron en las 12 tribus de Israel. Estos capítulos destacan la vida de uno de ellos, José, y su trayectoria de sufrimiento y perdón. Esperamos que aprendas la importancia de confiar en Dios en tiempos difíciles y a perdonar a quienes te lastiman o decepcionan.
31 Dias
Lectura Diaria de la Biblia ayuda a conectar con la Palabra. Viaja con nosotros este mes explorando el tema: “La fortalecedora Palabra de Dios: confiar en la misericordia y el perdón de Dios”. Con el pasaje diario, encontrarás un poco de contexto y un versículo clave. Las preguntas de reflexión te ayudan a profundizar más. Un tema de oración y la oración diaria te ayudará a conectarte con Dios y con los demás.
Lectura Diaria de la Biblia ayuda a conectar con la Palabra. Viaja con nosotros este mes explorando el tema “La renovadora la Palabra de Dios: perdón y misericordia”. Con el pasaje diario, encontrarás un poco de contexto y un versículo clave. Las preguntas de reflexión te ayudan a profundizar más. Un tema de oración y la oración diaria te ayudará a conectarte con Dios y con los demás.
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