José explicó al faraón: —En realidad, los dos sueños del faraón son uno solo. Dios le ha anunciado lo que está por hacer. Las siete vacas hermosas y las siete espigas hermosas son siete años. Se trata del mismo sueño. Y las siete vacas flacas y feas, que salieron detrás de las otras, y las siete espigas delgadas y quemadas por el viento del este, son también siete años. Pero estos serán siete años de hambre. »Tal como le he dicho al faraón, Dios le está mostrando lo que está por hacer. Están por venir siete años de mucha abundancia en todo Egipto, a los que les seguirán siete años de hambre, que harán olvidar toda la abundancia que antes hubo. ¡El hambre acabará con Egipto! Tan terrible será el hambre que nadie se acordará de la abundancia que antes hubo en el país. El faraón tuvo el mismo sueño dos veces porque Dios ha resuelto firmemente hacer esto y lo llevará a cabo muy pronto. »Por todo esto, el faraón debería buscar un hombre competente y sabio para que se haga cargo de la tierra de Egipto. Además, el faraón debería nombrar inspectores en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta parte de la cosecha en todo el país. Bajo el control del faraón, esos inspectores deberán juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las ciudades, para que haya una reserva de alimento. Este alimento almacenado servirá a Egipto para los siete años de hambre que sufrirá y así la gente del país no morirá de hambre».
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