¡Qué precioso es tu amor inagotable, oh Dios! Todos los seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus alas. Los alimentas con la abundancia de tu propia casa y les permites beber del río de tus delicias. Pues tú eres la fuente de vida, la luz con la que vemos. Derrama tu amor inagotable sobre los que te aman; haz justicia a los de corazón sincero. No permitas que los orgullosos me pisoteen ni que los malvados me intimiden.
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