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Salmos 106:1-23

Salmos 106:1-23 NTV

¡Alabado sea el SEÑOR! ¡Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre. ¿Quién podrá enumerar los gloriosos milagros del SEÑOR? ¿Quién podrá alabarlo lo suficiente? Hay alegría para los que tratan con justicia a los demás y siempre hacen lo que es correcto. Acuérdate de mí, SEÑOR, cuando le muestres favor a tu pueblo; acércate y rescátame. Déjame tener parte en la prosperidad de tus elegidos. Permite que me alegre por el gozo de tu pueblo; concédeme alabarte con los que son tu herencia. Hemos pecado como nuestros antepasados. ¡Hicimos lo malo y actuamos de manera perversa! Nuestros antepasados en Egipto no quedaron conmovidos ante las obras milagrosas del SEÑOR. Pronto olvidaron sus muchos actos de bondad hacia ellos; en cambio, se rebelaron contra él en el mar Rojo. Aun así, él los salvó: para defender el honor de su nombre y para demostrar su gran poder. Ordenó al mar Rojo que se secara y condujo a Israel a través del mar como si fuera un desierto. Así los rescató de sus enemigos y los libertó de sus adversarios. Después el agua volvió y cubrió a sus enemigos; ninguno de ellos sobrevivió. Entonces el pueblo creyó las promesas del SEÑOR y le cantó alabanzas. Sin embargo, ¡qué pronto olvidaron lo que él había hecho! ¡No quisieron esperar su consejo! En el desierto dieron rienda suelta a sus deseos; pusieron a prueba la paciencia de Dios en esa tierra árida y baldía. Entonces les dio lo que pedían, pero al mismo tiempo les envió una plaga. La gente del campamento se puso celosa de Moisés y tuvo envidia de Aarón, el santo sacerdote del SEÑOR. Por esa causa la tierra se abrió; se tragó a Datán y enterró a Abiram junto con los otros rebeldes. Sobre sus seguidores cayó fuego; una llama consumió a los perversos. Los israelitas hicieron un becerro en el monte Sinaí; se inclinaron ante una imagen hecha de oro. Cambiaron a su glorioso Dios por la estatua de un toro que come hierba. Se olvidaron de Dios, su salvador, quien había realizado tantas grandezas en Egipto: obras tan maravillosas en la tierra de Cam, hechos tan asombrosos en el mar Rojo. Por lo tanto, él declaró que los destruiría. Pero Moisés, su escogido, intervino entre el SEÑOR y los israelitas; le suplicó que apartara su ira y que no los destruyera.

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