»El SEÑOR ha dado sabiduría a Bezalel, a Aholiab y a los demás talentosos artesanos, y los ha dotado de habilidad para realizar todas las tareas relacionadas con la construcción del santuario. Que construyan y amueblen el tabernáculo tal como el SEÑOR ordenó». Así que Moisés mandó llamar a Bezalel y Aholiab y a todos los otros a quienes el SEÑOR había dotado de modo especial y que estaban ansiosos por ponerse a trabajar. Moisés les entregó los materiales que el pueblo de Israel había donado como ofrendas sagradas para completar la construcción del santuario. Sin embargo, el pueblo seguía entregando ofrendas adicionales cada mañana. Finalmente, los artesanos que trabajaban en el santuario dejaron su labor, fueron a ver a Moisés y le informaron: «¡La gente ha dado más de lo necesario para terminar la obra que el SEÑOR nos ha ordenado hacer!». Entonces Moisés dio una orden, y se envió el siguiente mensaje por todo el campamento: «Hombres y mujeres: no preparen más ofrendas para el santuario. ¡Ya tenemos lo suficiente!». Por lo tanto, la gente dejó de llevar sus ofrendas sagradas. Sus contribuciones fueron más que suficientes para completar todo el proyecto.
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