Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

Hechos de los Apóstoles 22:17-28

Hechos de los Apóstoles 22:17-28 NTV

»Después de regresar a Jerusalén y, mientras oraba en el templo, caí en un estado de éxtasis. Tuve una visión de Jesús, quien me decía: “¡Date prisa! Sal de Jerusalén, porque la gente de aquí no aceptará tu testimonio acerca de mí”. »“Pero Señor —argumenté—, seguramente ellos saben que, en cada sinagoga, yo encarcelé y golpeé a los que creían en ti. Y estuve totalmente de acuerdo cuando mataron a tu testigo Esteban. Estuve allí cuidando los abrigos que se quitaron cuando lo apedrearon”. »Pero el Señor me dijo: “¡Ve, porque yo te enviaré lejos, a los gentiles!”». La multitud escuchó hasta que Pablo dijo esta palabra. Entonces todos comenzaron a gritar: «¡Llévense a ese tipo! ¡No es digno de vivir!». Gritaron, arrojaron sus abrigos y lanzaron puñados de polvo al aire. El comandante llevó a Pablo adentro y ordenó que lo azotaran con látigos para hacerlo confesar su delito. Quería averiguar por qué la multitud se había enfurecido. Cuando ataron a Pablo para azotarlo, Pablo le preguntó al oficial que estaba allí: —¿Es legal que azoten a un ciudadano romano que todavía no ha sido juzgado? Cuando el oficial oyó esto, fue al comandante y le preguntó: «¿Qué está haciendo? ¡Este hombre es un ciudadano romano!». Entonces el comandante se acercó a Pablo y le preguntó: —Dime, ¿eres ciudadano romano? —Sí, por supuesto que lo soy —respondió Pablo. —Yo también lo soy —dijo el comandante entre dientes—, ¡y me costó mucho dinero! Pablo respondió: —¡Pero yo soy ciudadano de nacimiento!