Hijo mío, si aceptas mi palabra y valoras mis instrucciones; si prestas atención a la sabiduría y procuras entender; si clamas pidiendo inteligencia y gritas pidiendo ayuda para comprender; si la buscas como si fuera plata, y la persigues como si fuera un tesoro oculto, entonces entenderás cómo debes relacionarte con el Señor y conocerás verdaderamente a Dios.