»Rey de Asiria,
tú hiciste sufrir a muchas naciones.
Pero ahora van a morir
tus generales y tus jefes principales.
Tu ejército andará perdido por los montes,
y no habrá quien pueda reunirlo.
Tú estás herido de muerte,
y ya nadie podrá sanarte.
Todos los que oyen la noticia
aplauden de alegría».