Pues la Escritura dice: «TODO EL QUE CREE EN ÉL NO SERá AVERGONZADO». Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo Señor es Señor de todos, abundando en riquezas para todos los que le invocan; porque: «TODO AQUEL QUE INVOQUE EL NOMBRE DEL SEÑOR SERá SALVO».