EL NUEVO TESTAMENTO Según el Texto Bizantino 2005, ed. Robinson-Pierpont Usado con permiso Traducido Directamente del Griego Original por Louis R. Tyler, M.A., M.Div., Ph.D. Edición IV Revisada y Corregida Editado por Diane Morrell, Ruth Evelyn Fernández y Lawrence B. Windle, M.A., D.Th. INSTITUTO BÍBLICO RÍO GRANDE EDINBURG, TEXAS © 2014, 2016, 2019, 2021 EDITORIAL RÍO GRANDE EDINBURG, TEXAS

Segun el Texto Bizantino 2005

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 <div class="chapter ch5" data-usfm="LUK.5">
 <div class="label">5</div><div class="s1">Jes&#250;s llama a cuatro pescadores</div><div class="p"> 1Sucedi&#243; que la gente se le agolpaba para o&#237;r la palabra de Dios, estando &#233;l de pie junto al lago de Genesaret. 2Y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago; y los pescadores, habiendo bajado de ellas, lavaban las redes. 3Entonces entrando en una de las barcas, la cual era de Sim&#243;n, le pidi&#243; que la apartara de la tierra un poco. Y sent&#225;ndose, ense&#241;aba desde la barca a la multitud. 4Y cuando termin&#243; de hablar, le dijo a Sim&#243;n: Boga mar adentro,#Lit. hacia lo hondo. y echad vuestras redes para pescar.</div><div class="p"> 5Y contestando Sim&#243;n, le dijo: Maestro, toda la noche hemos trabajado, y nada hemos pescado; pero en tu palabra echar&#233; la red. 6Y habi&#233;ndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se romp&#237;a. 7E hicieron se&#241;as a los compa&#241;eros que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarles; y vinieron y llenaron ambas barcas, de manera que se hund&#237;an.</div><div class="p"> 8Y al ver esto Sim&#243;n Pedro, cay&#243; de rodillas ante Jes&#250;s, diciendo: &#161;Ap&#225;rtate de m&#237;, Se&#241;or, porque soy hombre pecador! 9Porque temor se apoder&#243; de &#233;l y de todos los que estaban con &#233;l, por la presa de los peces que hab&#237;an tomado; 10y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compa&#241;eros de Sim&#243;n. Entonces Jes&#250;s dijo a Sim&#243;n: No temas; desde ahora ser&#225;s pescador de hombres. 11Y despu&#233;s de traer las barcas a tierra, lo dejaron todo y le siguieron.</div><div class="s1">Jes&#250;s limpia a un leproso</div><div class="p"> 12Y sucedi&#243; que al estar &#233;l en una de las ciudades, he aqu&#237; un hombre lleno de lepra, el cual viendo a Jes&#250;s, cay&#243; sobre su rostro y le rog&#243;, diciendo: Se&#241;or, si quieres, puedes limpiarme. 13Y extendiendo la mano, lo toc&#243;, diciendo: Quiero, s&#233; limpio. Y de pronto la lepra se fue de &#233;l. 14Y &#233;l le mand&#243; que no se lo dijese a nadie; sino anda&#8212;le dijo&#8212;mu&#233;strate al sacerdote, y ofrece por tu purificaci&#243;n seg&#250;n mand&#243; Mois&#233;s, para testimonio a ellos. 15Pero se difund&#237;a su fama a&#250;n m&#225;s; y se reun&#237;an grandes multitudes para o&#237;rle, y para ser sanadas por &#233;l#NU omite por &#233;l. de sus enfermedades. 16Y &#233;l se apartaba en los lugares desiertos y oraba.</div><div class="s1">Jes&#250;s perdona y sana a un paral&#237;tico</div><div class="p"> 17Y sucedi&#243; en uno de esos d&#237;as que &#233;l estaba ense&#241;ando. Y estaban sentados los fariseos y maestros de la ley, los cuales hab&#237;an venido de toda aldea de Galilea y Judea y Jerusal&#233;n. Y el poder del Se&#241;or estaba con &#233;l para sanarlos.#NU para sanarlo. 18Y he aqu&#237;, unos hombres que tra&#237;an en un lecho a un hombre que estaba paral&#237;tico; y procuraban meterlo, y ponerlo delante de &#233;l. 19Pero como no hallaban c&#243;mo introducirlo a causa de la multitud, subieron a la azotea, y por el tejado lo bajaron con la camilla y lo pusieron en medio, delante de Jes&#250;s. 20Viendo, pues, la fe de ellos, le#NU omite le. dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. 21Y los escvribas y los fariseros comenzaron a discutir, diciendo: &#191;Qui&#233;n es este que habla blasfemias? &#191;Qui&#233;n puede perdonar pecados, sino solo Dios?</div><div class="p"> 22Entonces Jes&#250;s, d&#225;ndose cuenta de los razonamientos de ellos, les dijo: &#191;Por qu&#233;#O, &#191;Qu&#233; . . .? razon&#225;is en vuestros corazones? 23&#191;Qu&#233; es m&#225;s f&#225;cil, decir: Tus pecados te quedan perdonados, o decir: Lev&#225;ntate y anda? 24Pero para que sep&#225;is que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados&#8212;dijo al paral&#237;tico&#8212;A ti te digo: Lev&#225;ntate, y toma tu camilla, y vete a tu casa. 25Y de inmediato se levant&#243; delante de ellos, y tomando la camilla en que hab&#237;a estado acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. 26Y todos se asombraron, y glorificaban a Dios, y fueron llenos de temor, diciendo: &#161;Hemos visto maravillas hoy!</div><div class="s1">Jes&#250;s llama a Mateo</div><div class="p"> 27Y despu&#233;s de estas cosas sali&#243;, y vio a un publicano llamado Lev&#237;, sentado en el despacho de impuestos; y le dijo: S&#237;gueme. 28Y dej&#225;ndolo todo, se levant&#243; y le sigui&#243;.#NU segu&#237;a. 29Y Lev&#237; le hizo un gran banquete en su casa; y hab&#237;a un gran n&#250;mero de publicanos y otros que estaban a la mesa con ellos. 30Y se quejaban los escribas de ellos y los fariseos#NU los fariseos y los escribas de ellos. contra los disc&#237;pulos de &#233;l, diciendo: &#191;Por qu&#233; com&#233;is y beb&#233;is con los publicanos y pecadores? 31Y respondiendo Jes&#250;s, les dijo: Los que est&#225;n sanos no tienen necesidad de m&#233;dico, sino los que est&#225;n enfermos. 32No he venido para llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.</div><div class="s1">Pregunta acerca del ayuno</div><div class="p"> 33Y ellos le dijeron: &#191;Por qu&#233;#NU omite Por qu&#233;. los disc&#237;pulos de Juan ayunan frecuentemente, y hacen oraciones, y asimismo tambi&#233;n los de los fariseos; pero los tuyos comen y beben? 34Y &#233;l les dijo:#NU Y Jes&#250;s les dijo. &#191;Acaso pod&#233;is hacer que los que est&#225;n de bodas ayunen mientras el novio est&#225; con ellos? 35Pero vendr&#225;n d&#237;as cuando el novio les ser&#225; quitado, entonces ayunar&#225;n, en aquellos d&#237;as.</div><div class="p"> 36Y les contaba una par&#225;bola: Nadie pone remiendo de pa&#241;o nuevo en vestido viejo;#NU Nadie corta un pedazo de un manto nuevo y lo pone en un manto viejo. de otra manera, el nuevo lo rompe,#NU romper&#225;.. y el remiendo sacado del nuevo no armoniza#NU no armonizar&#225; el parche. con el viejo. 37Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romper&#225; los odres y se derramar&#225;, y los odres se perder&#225;n. 38Pero el vino nuevo debe ser echado en odres nuevos; y ambos se conservan.#NU omite y ambos se conservan. 39Y nadie que haya bebido del a&#241;ejo quiere luego#NU omite luego. el nuevo; porque dice: El a&#241;ejo es mejor.#NU bueno.</div>
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Sucedió que la gente se le agolpaba para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret. Y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago; y los pescadores, habiendo bajado de ellas, lavaban las redes. Entonces entrando en una de las barcas, la cual era de Simón, le pidió que la apartara de la tierra un poco. Y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Y cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Y contestando Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos trabajado, y nada hemos pescado; pero en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. E hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarles; y vinieron y llenaron ambas barcas, de manera que se hundían.
Y al ver esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador! Porque temor se apoderó de él y de todos los que estaban con él, por la presa de los peces que habían tomado; y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y después de traer las barcas a tierra, lo dejaron todo y le siguieron.

Y sucedió que al estar él en una de las ciudades, he aquí un hombre lleno de lepra, el cual viendo a Jesús, cayó sobre su rostro y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Y extendiendo la mano, lo tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. Y de pronto la lepra se fue de él. Y él le mandó que no se lo dijese a nadie; sino anda—le dijo—muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación según mandó Moisés, para testimonio a ellos. Pero se difundía su fama aún más; y se reunían grandes multitudes para oírle, y para ser sanadas por él de sus enfermedades. Y él se apartaba en los lugares desiertos y oraba.

Y sucedió en uno de esos días que él estaba enseñando. Y estaban sentados los fariseos y maestros de la ley, los cuales habían venido de toda aldea de Galilea y Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para sanarlos. Y he aquí, unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico; y procuraban meterlo, y ponerlo delante de él. Pero como no hallaban cómo introducirlo a causa de la multitud, subieron a la azotea, y por el tejado lo bajaron con la camilla y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo, pues, la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Y los escvribas y los fariseros comenzaron a discutir, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?
Entonces Jesús, dándose cuenta de los razonamientos de ellos, les dijo: ¿Por qué razonáis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te quedan perdonados, o decir: Levántate y anda? Pero para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados—dijo al paralítico—A ti te digo: Levántate, y toma tu camilla, y vete a tu casa. Y de inmediato se levantó delante de ellos, y tomando la camilla en que había estado acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. Y todos se asombraron, y glorificaban a Dios, y fueron llenos de temor, diciendo: ¡Hemos visto maravillas hoy!

Y después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el despacho de impuestos; y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. Y Leví le hizo un gran banquete en su casa; y había un gran número de publicanos y otros que estaban a la mesa con ellos. Y se quejaban los escribas de ellos y los fariseos contra los discípulos de él, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores? Y respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. No he venido para llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

Y ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan frecuentemente, y hacen oraciones, y asimismo también los de los fariseos; pero los tuyos comen y beben? Y él les dijo: ¿Acaso podéis hacer que los que están de bodas ayunen mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, entonces ayunarán, en aquellos días.
Y les contaba una parábola: Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el nuevo lo rompe, y el remiendo sacado del nuevo no armoniza con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Pero el vino nuevo debe ser echado en odres nuevos; y ambos se conservan. Y nadie que haya bebido del añejo quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.

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