Cuando el diablo llama a la puertaMuestra

El acusador

Satanás quiere jugar con tu corazón como si fuera un deporte. Cuando estás a punto de pecar, él se defiende agresivamente contra tu mejor juicio y el Espíritu Santo dentro de ti. Entonces, tan pronto como pones algún pecado en el marcador, Él pasa a la ofensiva, atacando tu corazón.

Tu acusador te dice: "Lo has vuelto a hacer, nunca lo superarás. Es lo que eres. Eres un perdedor y siempre serás un adicto débil y perdedor". El te llama por tu pecado, no por tu nombre.

Dios es tu Padre Misericordioso que odia el pecado y amorosamente te llama por tu nombre. Tienes un verdadero defensor, Jesús, enviado por tu Padre Misericordioso para pagar el precio de tu pecado. Cuando tu Padre Celestial te mira, ve a Jesús y te llama por tu nuevo nombre, hijo o hija de Dios.

Cuando le das tu vida quebrantada a Jesús, Él te da Su vida eterna. ¿Qué significa esto al momento de enfrentar la acusación diaria del enemigo? ¿Cómo impacta esto en la vergüenza, la culpa, la identidad errónea y los feos nombres que crees acerca de ti?

De vuelta a los deportes. Los equipos ganadores tienen un gran entrenador, un libro de tácticas y mucha práctica. En la vida consigues mucha práctica, un gran entrenador (el Espíritu Santo), y la Biblia (un libro de tácticas con tus jugadas y las de tu enemigo). Mientras lees la Escritura de hoy, observa cómo estos ejemplos se llevan a cabo. Y no lo olvides: estás en el equipo ganador.

Cuando eres tentado. Si escuchas: "Eres una buena persona. Te has ganado esto. Eres suficientemente fuerte como para probar y dejarlo después". Esa es la acusación del diablo. Si escuchas: "¿Qué dice la Escritura acerca de esto? ¿Cómo impactará a tu corazón? ¿A quién lastimará?". Esa es la convicción del Espíritu Santo. 

Cuando fallas. Si escuchas: "Soy un fracaso. Nunca lo haré bien. Esto es simplemente lo que soy". Esa es la acusación del diablo. Si escuchas: "Ora. Regresa a mí. Podemos superar esto juntos". No tengas miedo de decirle a alguien. Esa es la convicción del Espíritu Santo.

Cuando te cubres. Si escuchas: "Si no lo saben, no les hará daño. Si se lo dices, te rechazarán. Quédate callado, probablemente les vaya peor de todos modos". Esa es la acusación del diablo. Si escuchas: "No puedes encubrir esto para siempre. Veo lo que has hecho y te amo. Puedes sanar de esto si te abres". Esa es la convicción del Espíritu Santo.

Cuando confesas. Si escuchas: "Eres un enfermo. ¿Cómo puedes ser tan horrible? Estás solo en esto". Esa es la acusación del diablo. Si escuchas: "Te amo. Te perdono. Estoy contigo. Aquí hay una nueva manera de vivir". Esas son las palabras de tu amoroso Padre Celestial.

Ora: Dios, Tú nunca cambias. Gracias. Por favor, ayúdame a escuchar al Espíritu Santo cuando sea tentado, cuando falle, cuando prefiera cubrir mis problemas y cuando confiese. Tú eres el único que es bueno, todo el tiempo.