Las Parábolas de JesúsMuestra

DOS HIJOS, SÓLO UNO OBEDECE
Aquí tenemos una corta y breve parábola que nos desafía a asegurarnos de que nuestras palabras e intenciones coincidan con nuestras acciones. Demasiado a menudo en nuestras vidas como cristianos podemos usar las palabras adecuadas en público pero no las llevamos a cabo en esas acciones en privado.

La vida de un cristiano no está solo en nuestras palabras, solo en nuestras mentes, solo en nuestros corazones o solo en nuestras acciones. Se encuentra en unir todas esas cosas para aprender, obedecer y enseñar a otros acerca de Jesús.

Si tus intenciones internas y acciones externas no se alinean, no te escondas tras frases como «nadie es perfecto», «no soy perfecto, solo perdonado», y la reina de todas «¡solo Dios puede juzgarme!» En lugar de eso, arrepiéntete de tu orgullo, pide gracia y misericordia para ser transformado, y permítete ser discípulo para que tu ser interno y externo puedan ambos glorificar a Dios.