Lleno De PreocupaciónMuestra

Confianza

«Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán» (Mateo 6:34).

Este verbo en particular traducido afanar, es una forma de la palabra griega merimna, y esa palabra, dependiendo del contexto, puede ser positiva o negativa. Puede referirse a una preocupación legítima, una cuestión de responsabilidad o también puede referirse al orgullo, que es pecaminoso.

Por ejemplo, en 2 Corintios 11:28, Pablo escribe: «Y como si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias». La palabra se usa en un contexto positivo. Pablo está legítimamente preocupado como apóstol, como alguien que supervisa las iglesias, por la salud y el bienestar de esas iglesias, y los peligros que enfrentan. Esta es su obra en el Señor.

Los padres conocen preocupaciones legítimas en la crianza de los hijos. Los padres tienen que enseñar a sus hijos a ser conscientes de los peligros que enfrentan. Los pastores experimentamos preocupaciones legítimas por las personas que pastoreamos. Es correcto que estemos atentos a las almas pues esto es algo de lo que vamos a dar cuentas. En el ámbito de los negocios, hay responsabilidades, preocupaciones legítimas sobre la gestión del trabajo y tal vez la gestión de aquellos que trabajan para uno. Todas estas son cosas legítimas.

Pero en todas estas áreas, lo que es legítimo puede fácilmente convertirse en ilegítimo cuando pasamos al punto donde no confiamos en nuestro Dios. Juan Calvino dijo: «Si prestamos la debida atención a las palabras de Cristo, encontraremos que Él no prohíbe todo tipo de preocupación, sino solo la que surge de la desconfianza».

La preocupación de Pablo por las iglesias es legítima. Pero incluso si Pablo comenzara a pensar que «él por sí solo protege a las iglesias», olvidando que están en las manos de Dios, se vuelve orgulloso y toma demasiado crédito para sí mismo. Eso es pecado pues es un tipo de preocupación ilegítima.

Es correcto que te preocupes por tus hijos, pero si crees que solamente tú eres responsable por el producto final de su crianza, has tomado demasiado crédito para ti mismo y ya no estás confiando en el Señor.

Hazte esta pregunta: ¿esta preocupación refleja lo que Dios me ha asignado, porque lo estoy tomando en serio o representa algún tipo de desconfianza en mi corazón con respecto a Dios? Si no estoy confiando en el Señor entonces, es una ansiedad pecaminosa.

Padre, confieso mi preocupación por las cosas que creo que puedo controlar. Por favor, perdona mi orgullo.