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Liderazgo Bajo EscrutinioMuestra

Liderazgo Bajo Escrutinio

DÍA 2 DE 5

Bajo la lupa

El liderazgo requiere de vulnerabilidad para liderar a otros con empatía y amor; sin embargo, ser vulnerable requiere tener control de las emociones para que estas no tomen un rumbo no deseado. Y para aprender sobre el tema debemos revisar la Biblia.

¿Dios tiene emociones?

Muchos piensan que hay emociones buenas y malas, con lo cual asumen que unas son de Dios y otras son del diablo. Sin embargo, recordemos que Dios creó todas las cosas, eso incluye las emociones. Lo primero a tener en cuenta es que las emociones son emociones. Disculpa que sea tan básica. Algunas, sí, pueden llegar a ser negativas para nuestra psiquis o nuestro cuerpo, pero eso no significa que son malas sino que necesitamos aprender a gestionarlas.

Ahora bien, cuando leemos la Palabra de Dios, nos damos cuenta que Dios también tiene emociones y las expresa todas abiertamente.

Dios se entristece

«Entonces el Señor lamentó haber creado al ser humano y haberlo puesto sobre la tierra. Se le partió el corazón» (Génesis 6:6 NTV).

Dios ama

«Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16 NTV).

Dios siente odio

«Hay seis cosas que el Señor odia, no, son siete las que detesta…» (Proverbios 6:16 NTV).

Dios siente compasión

«Cada vez que el Señor levantaba un juez sobre Israel, él estaba con ese juez y rescataba al pueblo de sus enemigos durante toda la vida del juez. Pues el Señor tenía compasión de su pueblo, que estaba sobrecargado de opresión y sufrimiento» (Jueces 2:18 NTV).

Y así podría seguir una larga lista de emociones que Dios siente. Con lo cual puedes tener seguridad que vas a experimentar una gran cantidad de emociones a lo largo de tu vida.

¿Qué puedes hacer con las emociones negativas?

Pablo escribió a los corintios una carta muy dura para corregirlos por amor. Obviamente una carta tan severa causaría dolor. Sin embargo, ese dolor fue una gran bendición:

«No lamento haberles enviado esa carta tan severa, aunque al principio sí me lamenté porque sé que les causó dolor durante un tiempo. Ahora me alegro de haberla enviado, no porque los haya lastimado, sino porque el dolor hizo que se arrepintieran y cambiaran su conducta. Fue la clase de tristeza que Dios quiere que su pueblo tenga, de modo que no les hicimos daño de ninguna manera. Pues la clase de tristeza que Dios desea que suframos nos aleja del pecado y trae como resultado salvación. No hay que lamentarse por esa clase de tristeza; pero la tristeza del mundo, a la cual le falta arrepentimiento, resulta en muerte espiritual. ¡Tan solo miren lo que produjo en ustedes esa tristeza que proviene de Dios! Tal fervor, tal ansiedad por limpiar su nombre, tal indignación, tal preocupación, tal deseo de verme, tal celo y tal disposición para castigar lo malo. Ustedes demostraron haber hecho todo lo necesario para corregir la situación. Mi propósito, entonces, no fue escribir acerca de quién causó el daño o quién resultó dañado…» (2 Corintios 7:8-12 NTV).

¿La tristeza que proviene de Dios? Pues sí, así como leíste. Hay emociones que aunque parezcan negativas, pueden llegar a convertirse en una gran bendición. La tristeza es una de ellas. Pero míralo bien, esta es una tristeza que Dios desea que vivamos en algún momento para que le veamos, para que le conozcamos, pero sobre todo para que:

  • Nos arrepintamos.
  • Cambiemos nuestra conducta.
  • Nos alejemos del pecado.
  • Seamos salvados de nosotros mismos, nuestra maldad.

La tristeza es necesaria. También es inevitable. Pero observa bien, hay otra tristeza en el mundo… una que NO trae arrepentimiento, una que solo lastima, hiere, quiebra y te mata espiritualmente, alejándote de Dios por completo.

¿Cómo puedes identificar esas emociones que te quiebran, y no producen ningún bien, para gestionarlas mejor? Eso solo lo puedes lograr conociendo a Jesús en una relación cercana, real y personal con Él. Allí encontrarás tu verdadera identidad. Luego tomarás las decisiones correctas, y como también es inevitable, crecerás un montón. Lo indiscutible en este tema es la soberanía de Dios. El aprendizaje lo eliges tú.

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