Cuidando a las familiasMuestra

¿En cuántos hogares de nuestra amada Latinoamérica las madres son la última esperanza que la familia tiene para acercarse al Señor? En mi caso, recuerdo que fue mi abuela "Chila" quien nos condujo a la fe en Jesús. Fue ella quien tomó la responsabilidad para interceder por mi madre en primera instancia, quien a su vez se encargó de discipularme y afianzar mi fe y la de mis hermanas en nuestro redentor.

Ahora, volviendo a las Escrituras, El noble en Juan 4 tuvo esa clase de determinación y logró acercarse a Jesús. La Biblia dice que él “Le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir" (4:47).

¡Qué imagen más maravillosa de la intercesión o más bien de la intención de un corazón por ver un milagro en la vida de quien se ama! Este hombre hizo todo a un lado par buscar al Señor para que le diera una palabra. Mas, Cristo le respondió: “Si no viereis señales y prodigios, no creeréis" (4:48).

¿Qué quiso decir Jesús con esto? Él le estaba diciendo al noble que una liberación milagrosa no era su necesidad más apremiante. En lugar de eso, el asunto número uno era la fe de ese hombre. Píensalo: Cristo pudo haber entrado a la casa de esa familia, puesto Sus manos sobre el hijo moribundo y sanarlo. Sin embargo, todo lo que esta familia sabría de Jesús es que Él obra milagros. Y me da tristeza porque en muchos lugares del mundo la gente está teniendo solo esta imagen de Jesús, la de un Sanador. Solamente Jesús, el hombre o profeta que hace milagros.

Pero, cuando profundizamos en el relato bíblico, nos damos cuenta de que el Señor deseaba más para este hombre y su familia. Él quería que ellos supieran que Él era Dios encarnado. Así que le dijo al noble, en esencia: “¿Crees que es a Dios a quien ruegas por esta necesidad? ¿Crees que soy el Cristo, el Salvador del mundo?”. El noble contestó: “Señor, desciende antes que mi hijo muera” (4:49).

En ese momento, Jesús vio fe en este hombre. Es como si Jesús dijera: “Él cree que soy Dios encarnado, no meramente alguien que hace milagros, o tan solo un profeta que hace milagros”. Porque luego leemos: “Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive…” (4:50).

Tristemente, muchas personas siguen su camino, a pesar de todos los ataques del enemigo, sin antes considerar o escuchar a Jesús. Pero este hombre se alejó teniendo fe en su corazón de que Cristo podría hacer algo por él y por su familia.

Tal vez te preguntes: “¿Cuál fue la diferencia?”. Él recibió una Palabra del Señor. Él se acercó al Señor, y le clamó, le pidió, le rogó que le ayudará. Y este hombre no solo recibió lo que buscaba, sino que también recibió la promesa de vida: “Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue" (4:50).

En este punto, quisiera preguntarte: ¿Estás orando por la protección divina sobre tu padre, madre, hermana, hermano, prim@, o abuelos inconversos? ¿Estás clamándole al Señor que se compadezca de ellos y por gracia, les proteja?